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Inicio / Cuenteros Locales / nelsonmore / Por pasarse de listo (cuento)

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Siempre que se ponía a beber quedaba a medias, salvo una que otra vez quedó tirado en el piso encima de su propio vomito; así era que le gustaba quedar. Al no tener dinero para comprar más licor, se contentaba con haberse entonado un poco nada más. Un domingo lluvioso, tan pronto se bebió la única caneca de trago norteño se puso a pensar la manera cómo conseguir más aguardiente, cabe anotar que el licor que el bebía era el más económico de todos los licores existentes, solo beben habitantes de calle y uno que otro degenerado a quienes le sabe delicioso y con él calman las ganas de beber.
Después de pensar mucho encontró una solución, aunque no era la más brillante,si daba resultado lograría conseguir dinero para seguir bebiendo y quedar tirado en la calle o en el piso de un rancho que había construido cerca del río. Se dirigió con decisión a la iglesia del Carmen. En ese momento el padre Julio celebraba la eucaristía de las cinco de la tarde.
Llegó a la iglesia empapado y se sentó en la última banca que estaba desocupada. El padre en el evangelio exhortaba a los fieles a portarse bien. El sermón persuadió a la mayoría de fieles, al punto que muchos lloraron y prometieron seguir al pie de la letra los consejos del cura. Esta vez dieron más limosna que otras oportunidades, pues el padre les dijo que la iglesia necesita los aportes de los fieles para cubrir las necesidades, como pagarle a las señoras que recogen la limosna. Después del sermón la eucaristía siguió con cánticos y oraciones. Dos señoras empezaron a recoger la limosna, se desplazaban a lo largo y ancho de la iglesia; pasaban por cada banca y estiraban una funda de terciopelo morada, en la cual los fieles depositaban monedas y billetes. Los hombres más adinerados daban billetes de veinte y cincuenta mil pesos. Una de las dos señoras llegó hasta donde Tito y le estiró la funda morada. Este sacó un billete falso de 50 mil pesos y le dijo que daba diez mil de limosna a ver si nuestro señor le hacía un milagrito que le pedía con insistencia.
La señora le dijo que estaba muy bien. Tito echó el billete en la funda, mientras tanto la señora metió su mano derecha entre sus pechos y extrajo una carterita de la cual sacó dos billetes de veinte mil pesos y le dio el cambio.
Sin que nadie se diera cuenta la señora agarró el billete de cincuenta mil pesos de la funda y lo guardó entre sus pechos. Apenas Tito recibió el cambio salió rápido de la iglesia y se fue al estanco más cercano a comprar aguardiente y cigarrillos. El empelado lo atendió pronto. Tito desapareció de aquel lugar. La noche siguió su curso normal. Al medio día siguiente encontraron muerto a Tito. El licor había estado adulterado; el empleado del estanco fue echado de su trabajo, por no tener cuidado recibió a Tito dos billetes falsos de veinte mil pesos. El cura fue atrapado por la policía pues era falso; la señora que recibió la limosna a Tito solía robarse los billetes de alta denominación, era cómplice del padre.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA

Texto agregado el 29-06-2022, y leído por 183 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
30-06-2022 Decía Rubén Blades: "La vida te da sorpresas". Marcelo_Arrizabalaga
30-06-2022 Uf!!!, trágico relato, Pedro, lleno de gente tramposa que no falta. Saludos. maparo55
30-06-2022 Jajajaj…varios se pasaron de listos. Bien gracioso. MujerDiosa
 
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