No sabe cómo cayó al mar, de pronto está ahí nadando con desesperación; el enorme pulpo de tentáculos verdes y grises que lo persigue, logra atraparlo por un pie. El niño de cinco años lucha por zafarse, pero las fuerzas no le alcanzan. Hace un último intento por salvarse, así que abre los ojos y despierta, acariciando aliviado a su pulpo verde gris de peluche, entre el mar de almohadas de su cama.