La recuerdo en la sala de su casa, la tarde que le preguntaron: China, ¿qué edad tú tienes? Y primero que todo, levantó su cara, que la tenía casi encima de un tomo de Medicina Interna, que al momento estudiaba con fruición. Luego desvió su mirada en mi dirección. En un intento por verificar si mi atención se la había robado esperar una respuesta que harto conocía.

¡Oye, le dijo a la mujer de la cuestión, tengo tres!: la cronológica( el tiempo transcurrido entre hoy y el día que nací). La fisiognómica(la que sé puede leer de mi apariencia) Y la que te dé tú ¡bendita! gana. Y tuvo mucha razón al buscar mi cara antes de responder.

Porque el matiz que le imprimió esta vez, sorprendió mis expectativas. Rompiendo con lo depurado del tema que tantas madrugadas perturbó mi sueño. Y fue qué como ejemplo le conté lo que me pasó con una mujer que fuera mi compañera de trabajo. Misma que una tarde al finalizar la jornada, me pidió el favor de ir con élla a su casa a integrarle una video grabadora(muy de moda en la época) con el televisor.

Entonces, distanciándome un poco, le dije: sé necesita que el televisor sea compatible con la casetera y de serlo, debes tener un cable triple, que lleve la señal y otro que la regrese al grabador. Pero mi planteo táctico, fue imaginando el siguiente escenario: “una mujer y yo, sólos en una casa, saliendo de trabajar. Juntos por al menos una hora, sí no surgía algo imprevisto y quién sabe qué otra cosa más.

Pero élla sonrió al oír mis argumentos. No te preocupes---me dijo. ¡Tengo todo lo necesario! Y en verdad lo tenía é incluso invitó una amiga para el café, mientras yo estuviera allá. Lo que apunta que también pensó en el cuidado de las apariencias. ‘Porque la verdad es menos importante que la delicadeza de cuidarla’.

Y podría sin temor afirmar que toda la protección teórica estaba montada, además de lo prudente. Pero pasemos a lo ocurrido: Llegamos a su hogar. Luego de entrar, élla prestó toda su atención en preparar una sopa vegetal. Qué ya puesta al fuego, sé disculpó para ir a su aposento a ponerse más cómoda de ropas. Y sí, que regresó más holgada. Pero recordó la oferta anterior de la taza de café.

Puso la encomienda en la greca y el tiempo de espera lo rellenó con un ‘tours’ por las habitaciones en desuso del departamento. Y cómo colofón: ‘la amiga invitada llegó dos horas después’.