Que es el amor, me preguntaba…
Sinceramente no me atrevo, porque no lo sé… no lo sé explicar. Mirándote al espejo te decía a ti que estás tan lejos…
A veces creo que hay una sola palabra para la felicidad…
Un sonido, un significado dormido en la voz, que nos involucra en todo, para abrazar, para el calor, para la solidaridad, para el compañerismo…
Para sonreír, para llorar, una palabra para la emoción y la alegría; para contemplar que todo gira más allá de la monotonía, que el amanecer es más que un despertar veloz, sino una expectativa.
Una palabra que existe antes, durante y después de respirar; Una palabra que esta hecha de menos a más, que no termina.
A veces creo que hay una sola palabra que germina, una palabra que es fugaz, que es intensa y es infinita… Que nos envuelve y nos abriga en medio del frio de las soledades, para olvidar que estamos solos, dejándonos soñar con otra vida, que debemos perdonar…
A veces creo que hay una palabra sencilla para amar, para soltar, para amar sin condición ni esperanza y que existe una palabra más frágil que un beso para una despedida…
Aunque sinceramente no sé si la inventamos todavía, pero te amo…
y esas son dos palabras… o tres! Que bien nos basta, mientras descubro una distinta, para ti… A tu regreso, que estás tan lejos vida mía.
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