Nuestra familia parte 30
Clara se metió a su cuarto, no quería que sus nietos la vieran así. Israel salió de la alacena se fue al jardín. Trataba de entender todo lo que pasaba.
Su mamá llegó preocupada por lo que le había dicho su hermano. Por la noche, Nuria se levantó, no podía dormir. Emilio la alcanzó en el jardín, necesitaba tranquilizarla.
-Tú y yo sabemos que mi papá no está con esa mujer.
-Lo sé.
-Quiere decir que mi papá está desaparecido.
-Nuria, no muevas arenas. Si tú vas a la policía, van a buscar a esa mujer y entonces vamos a estar en serios problemas. Deja que la policía siga pensando que ellos dos se fueron juntos.
Gonzalo ya tenía las maletas en su carro, miraba con recelo a Israel, pensaba que podría robarle algo.
Gonzalo regresó a su vida, regresó a su trabajo, regresó a su infelicidad. Le daba coraje ver como su hermana había formado su propia familia.
Julieta comenzaba a envejecer y eso causaba culpa en Gonzalo, pero era el arma perfecta para su madre. El chantaje era constante en la vida de madre e hijo.
-Mamá ¿ya te fijaste?
- ¿Que?
-Pusiste en la estufa el espagueti, pero en un traste de plástico.
- ¡No es verdad! – reclamaba Julieta.
El traste se estaba quemando de la parte de abajo.
-Mamá, no te fijas.
- ¡Es que ya estoy vieja y no sirvo para nada!
-Ay mamá, por Dios. Ya te dije que te llevo al médico para que te revisen.
-Yo puedo sola.
-Nuria se lavó las manos contigo – reclamaba Gonzalo – con su familia esa que tiene, ya ni nos hace caso.
Mientras que Gonzalo seguía guardado en el closet, el que también estaba viviendo un drama era Gabino, amigo de Emilio en la universidad.
-Amigo, me divorcié – dijo Gabino en la mesa.
-No lo sabía. De verdad, lo lamento. ¿qué pasó?
-Tengo un problema.
- ¿Cual? – Emilio dejó de ver a su amigo hace tiempo.
-Soy alcohólico desde hace tres años.
-Me sorprende que me digas eso. Tu siempre fuiste muy responsable.
- ¿Y qué me dices de ti? Eres una promesa y ya no regresaste, te faltaba un año para terminar la universidad.
- ¿Qué necesitas?
-Nada. Simplemente que me escuches.
Emilio se dirigió a la escuela que lo vio dar sus primeros pasos como universitario y que tuvo que dejar para iniciar una nueva vida junto a Nuria. Ahí le dijeron que podría regresar solamente que tendría que pagar el semestre sin ningún descuento. Gaby y Ramiro le dieron que era lo mejor, terminar su carrera. Pagó el semestre, le entregaron su horario y celebró con su familia.
Alex fue inscrito en la primaria e Israel hizo el examen para entrar a la universidad.
El día que recibió su diploma, Israel estaba temblando. Siempre pensó que nunca lo lograría, ahora se estaba preparando para ir a la universidad.
Aquel domingo en la mañana, Israel se levantó muy temprano para revisar si había sido aceptado en la facultad de medicina.
Los dos padres y la abuela esperaban frente al joven el resultado. Israel vio “felicidades, fuiste aceptado a la carrera de médico cirujano y partero”
Nuria celebró el logro de su hijo. Emilio estaba orgulloso porque también estaría estudiando la universidad al igual que su hijo mayor.
Continuará…
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