Nuestra familia parte 28

Ya habían pasado tres meses después de la adopción, Israel le dijo a Emilio que quería ayudarle en la purificadora, quería ganarse unos centavos. Le dijo que podría hacerlo, siempre y cuando terminara sus deberes en la escuela.
Emilio habló con Israel, quería tener una relación de padre e hijo, pero era difícil.
-Necesito que me tengas paciencia, para Alex todo esto es como un juego. Tiene una nueva familia, quiere jugar todo el tiempo – ríe – pero contigo es muy diferente – se sinceró – tenme paciencia, dame tiempo para acoplarme a ustedes, yo los quiero, yo también fui adoptado.
- ¿Como?
-Clara y Domingo no son mis padres biológicos. Mis padres biológicos eran primos de unos primos de Clara y Domingo – le explicó Emilio y él se sorprendió.
Eso produjo una empatía entre ellos dos.
Todos los días lo primero que hace al levantarse en verse al espejo. Israel pensaba que era feo por tener aquella marca en la cara y la mano derecha.
Nuria les daba el espacio necesario a sus hijos, no quería ser una madre como Julieta. En la mañana, tocaba la puerta para decirle a sus hijos que ya estaba la mesa lista.
-Hijo, Israel- dijo desde el pasillo – el desayuno ya está.
-Pasa – dijo Israel desde adentro del cuarto.
-Cariño, el desayuno ya está listo – ella se detuvo en la puerta.
- ¿Crees que soy feo?
- ¿Por qué dices eso?
-Por la marca que tengo la cara.
-Realmente no había pensado nunca en la marca de tu rostro, pero no debes sentirte mal por ello. Esa marca en tu rosto en porque eres un héroe.
Él le sonrió a su madre y los dos bajaron a desayunar.
A toda costa, Nuria no quería que la historia se repitiera. Puso reglas muy estrictas respecto a la privacidad y el respeto por las cosas ajenas. Israel lo entendió de inmediato, eran reglas de su mamá, pero Alex no entendía muchas cosas.
Entrando al cuarto de Israel después de tocar la puerta, vio a Alex brincando en la cama de Israel.
- ¡Alexander! ¡Bájate de la cama!
-No está haciendo nada malo – Israel no entendía su reacción.
-No quiero verte que vuelvas a brincar en la cama de tu hermano. Ni que te sientas en su cama. No es tu cuarto. Tú tienes tus cosas y puedes hacer y deshacer en tu cuarto ¿me oíste?
-Sí – dijo el niño con la cara agachada.
-Lo mismo es para ti – señalando Israel.

La primera visita de la trabajadora social se dio seis meses después de la adopción de los dos hombrecillos.
Por recomendación y Isidora y de la psicóloga, se le solicitaban convivencias con la familia. No encontraba la manera de tomar el teléfono y hablar a su casa para decirles que quería verlos para convivencia. Le envió un correo electrónico a Gonzalo. Aunque tenían muchos años de no verse, Nuria estaba intrigada por la vida de su hermano.
La familia hizo la reservación en una casa con alberca lejos de la ciudad. La familia se encaminó a la casa, sería su primera salida con familia. Eso era muy importante para los cuatro.
Al llegar a la casa, el dueño le entregó las llaves y le dijo que el resto de la familia ya había llegado. Eran dos personas.
Alex estaba encantado con la alberca, Clara fue amable desde el principio, pero su paciencia tiene un límite. Para Julieta fue de gran sorpresa enterarse que su hija era madre de dos jóvenes, uno de dieciocho y otro de cinco años. Israel trataba de entender lo que pasaba, era mucha la tensión que existía. Julieta y Gonzalo no hicieron preguntas al respecto se mantuvieron serios el fin de semana.

Continuará…