Yo recuerdo 2
- ¡¡¡¡¡Estoy por cumplir 15, estoy vieja!!!!! – Rezongaba Delfina en la esquina de la cama de su abuela.
Ella estaba intentando pararse para ir al baño, ya que la artritis que le habían detectado hace unos pocos meses, le imposibilitaba la mayoría de sus movimientos de manera normal o más bien, sin dolor. Ella la miro a su nieta, mientras intentaba disimular el dolor de sus huesos crujir, pero sin poder disimular una sonrisa producto de lo inesperada de su reproche.
- Es la vida. Uno va creciendo y modificando el cuerpo. – Le dijo Charito una vez que se le había pasado la risa, mientras sus muñecas hacían de bastón contra la cama. Hacía equilibrio para ir al baño.
Después de unos minutos y mientras su andar cansino, lento y con muestras de dolor, Delfina ve que su abuela regresa a la cama. Su blanca cabellera, su piel arrugada y sus ojos inmensamente grandes reflejados en los lentes, hizo que sea la imagen de una abuela con todas las letras.
Charito le hizo una seña y Delfina busca una caja de madera que estaba en el mueble, cerca de la cama. Al abrir la tapa, sus ojos se abrieron sorprendida de lo que estaba viendo. Su abuela saca un par de fotos de la caja y las desparrama por la superficie de la cama.
- Yo recuerdo – Arranco diciendo Charito, mientras miraba una foto de hace no más de 8 años, recorriendo el Barrio Chino junto a Delfina- que ese día íbamos de un lugar para el otro, caminábamos, vos te escapabas y volvías. Incluso lloraste porque casi te perdiste. En esos momentos yo me valía sola, iba y venía, con la paciencia que la vejez me daba y las implicancias de la ciudad. Esa vejez que va transitando de acuerdo a las imposibilidades que se ven reflejadas en tu cuerpo. La vejez es la etapa en la cual empezas a depender de otro, nuevamente. Tu cuerpo es viejo, hay que aceptarlo y seguir para adelante. Todo cambio merece una adaptación. Hay que aprender y aceptar la vejez.
Así prosiguió la charla entre abuela y nieta, risas y anécdotas que unieron ese momento, sin importar el cuerpo ni la edad de cada una. Aprendiendo y sorprendiéndose con cada pregunta, con cada respuesta.
Charito le mostraba algunas fotos de distintas etapas de su vida y le contaba la historia correspondiente. Con dolores que ni se sentían, pero con una calma y una alegría que da los años y la sabiduría para disfrutar de esos momentos.
Delfina, por su lado, escuchaba atentamente, preguntaba mas y mas en cada foto, pero sobre todo estaba contenta del momento compartido con ella.
Hoy, siguen creciendo juntas.