Y de nuevo no dijiste que me quieres...
¿Cuántas veces tengo que esperar para que lo digas? Estoy aferrada al querer escuchar esas palabras de tus labios y yo misma sé que nunca llegarán.
-Es que es obvio que me gustas! dice Beto.
Pero yo no quiero sólo gustarte, nunca me conformé con eso (y tal vez por eso es que sigo aquí), anhelando algo que no tendré jamás… tu amor.
Hace frío, me estoy deprimiendo.
Era una tarde de verano, ¡no es cierto! era primavera del 2014, ambos titulados y recientemente desempleados, regresando a la universidad para tomar un curso de JQuery.
Primer día (antes de entrar al salón) eché un vistazo y te vi, tú me viste y me saludaste con la mano muy alegre; yo pensé - “¡Qué no sea este mi curso!”
Debo decir que cuando nos presentó Carlitos (allá en la época universitaria), ¿lo recuerdas? causaste el mínimo fulgor en mí para voltear a verte, presuntuoso, prepotente, el sabelotodo!
El de sonrisa coqueta que siempre sabe qué hacer, ¡caías mal!
El anuncio decía “JQuery”. - ¡Rayos!, si es este mi salón.
El camino hacia el escritorio fue eterno, mientras tu seguías levantando la mano para señalarme uno vacío con computadora disponible al lado tuyo.
Respiré profundo y me senté, deseando que el equipo de cómputo no funcionara, ¡pero no! todo estaba en orden y fue justo ahí cuando empezaste a gustarme.
Te reías de mí y mis programas, me ponía nerviosa cada vez que volteabas a verme y me ayudabas con algo que no había entendido, fui cayendo ante tu esencia, en ese mundo arreglado tuyo, porque eso sí, siempre sabes que hacer; hasta cuando nos multaron por dar una vuelta prohibida de camino a “Las piñas”.
Siempre todo bajo control.
Me enamoré de tu forma de ser y de quien era yo cuando estabas conmigo.
Lo anuncié en un correo del 30 de Julio de ese mismo año.
Tu alegría, tu sencillez, tu inteligencia; la manera delicada de tener el control y esa caballerosidad que tanto adoro; porque me haces sentir especial al darme toda tu atención los minutos y segundos que pueda durar nuestra estadía.
Un abrazo tuyo siempre huele bien, se detiene el tiempo y quiero quedarme ahí.
Me enamoré perdidamente.
Fuiste el único al que le acepté todo, sin preguntas y sin discusiones, tu ponías la fecha y hora en la que nos veríamos, lugar y ambiente, hasta la gente. ¡Qué bueno que nunca abusaste! Al final y después de todo, caballero como siempre.
Me besabas cuando querías y yo era feliz, sin preguntar si quiera si tenías a alguien más.
Enamorada o atontada, así lo creo, porque contigo pierdo la razón del tiempo y mi lucidez, porque hasta en tu cobija me metí sin protocolos y sin títulos.
Enamorada no es amar, pero debo decir que si te amé con todo mi ser.
Y fuiste sincero desde el inicio, pero no lo quise entender.
Como si pudiera mandar en el corazón de alguien, como si pudiera hacerte mío para siempre…
#Te hubieras ido antes! Y así ya no tendría estas ganas de rogarte.
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