Capítulo III
Y este día todo me recuerda a ti... ¿será porque es 26?
¿Cómo fue aquel 26?
Llegué tarde como siempre, pero todo se tornó perfecto, perfecto para hacer lo que tenía pendiente... besarte.
Siete, ocho años, regresaron como película fotográfica desde que te vi a lo lejos.
Tu cabellito muy corto, tus abrigos que te identificaban, el chico bien portado al que veía y me sonrojaba.
Eras tú, estabas ahí, yo estaba ahí.
Tratando de explicar lo inexplicable, tratando de convencerme de algo en lo que ni yo creo, las palabras sobraron, nuestras miradas lo dijeron todo.
El viento soplaba frío; y como truco sin planear, me metí en tu abrigo, entre tus brazos.
Ese día mis ojos se reflejaron en los tuyos (mi corazón a punto de salirse de mi pecho, revoloteaba de emoción) y de repente empezó a sonar música que sólo nos decía: ¡es ahora!
Las 12:49:59 pm., no sé para que lo pregunté (era mi salida de emergencia ante lo inevitable, ahora lo entiendo).
Justo en esa pequeña parte del tiempo, en ese minuto, segundo, milésima de tiempo...
...sólo fuimos tu y yo.
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