Después de varios años de cárcel -casi como en “Expreso de Medianoche"- (aquella película, ícono del sistema carcelario) salió nuestra heroína algo mayor es verdad, pero también más sabia y preocupada por todos los temas ecológicos.
Por suerte, su amiga del alma, Delia (muchos aseguran que se trata de su gemela, pero ese misterio es tan secreto e inaccesible, como saber qué contiene la materia oscura del Universo). Decíamos que la tal Delia, quedó a cargo de su nuevo hogar y de sus mascotitas durante todo el tiempo que estuvo en prisión. Llegó a escucharse a través de las paredes del departamento, chillidos varios, gruñidos y parloteos. La cosa comenzó a preocupar a los vecinos cuando también se sintieron rebuznos, relinchos y mugidos, pero la histeria vecinal llegó al paroxismo cuando resonó en todo el barrio un barrito mientras asomaba por la ventana del décimo piso, una gran trompa gris. En fin, seguramente la Señora D sabía lo que hacía y su cómpli...digo, su amiga también.
Ahora a la ex presidiaria, después de saludar a todos sus amores, y como ya no le quedaba lugar donde pintar, se le ocurrió viajar en busca de ríos contaminados. Es así que viajó hasta el río Matanza -Riachuelo en primer lugar-, donde desde una lancha, gracias a unos locos pero amados activistas, tiñó las aguas de un verde brillante con el objetivo de sanearlas. De ahí partió raudamente por el mundo, para pintar el Danubio -quién diría- gravemente contaminado, el Nilo, el Indo, el Ganges, y todos los del sudeste asiático. Siguió comprando cantidades industriales de esa pintura fosforescente ecológica, quienes la vendían, se la dejaban a precios irrisorios al verla en todos los noticieros con su carita de pilluela. Y en cuanto se acercaba a uno de esos ríos, la gente la llevaba en sus lanchas, botes, piraguas, barcos, incluso se la vió en neumáticos remando con los brazos, todos muy agradecidos por su labor. Pasó por Laos, Camboya, Vietnam y China, hasta llegar al río Citarum, en Java, Indonesia. Para descontaminarlo precisó 50 veces más materiales. No dio crédito a lo que veía. Resultó el más contaminado de todos, la gente ahora en lugar de ir al río a pescar, sólo iban a juntar basura para luego tratar de venderla. Se preguntó cómo era posible que las personas descuidaran tanto sus vidas y las de sus descendientes, bah, al Planeta mismo.
Hasta ese momento no tenía idea, que desde hacía un tiempo, la perseguían varios gobiernos que no soportaban la descontaminación de sus ríos. Si ellos los dejaron así, si todo tenía su aval, ¿quién era esa loca mujer para venir a entrometerse en sus asuntos? La ubicaron tirando los últimos litros en Citarum y nuevamente fue presa!
Frente a un tribunal chino trató (en chino) de hacerse entender. Lógicamente no la comprendieron y ni hablar de un intérprete, debió valerse por gestos y al no poder ser entendida, a la galera!
La acusaron formalmente de limpiar ríos cuando todos querían que permanezcan así, bien sucios, sin agua casi y sin peces, con la basura flotando a todo trapo. La acusaron además de descontaminar peces Pangasius. Ahora esos peces ya no estaban contaminados con mil porquerías que los dejaban tan sabrosos, aunque trajeran enfermedades, ¿qué importaba?. En suma, con sus actos sin precedentes, dejó desbalanceada nada menos que la economía de varios países!, ¿dónde irían a parar si se permitían estas cosas?
Por más cabriolas que nuestra dulce señora hizo, por más sonrisitas, hoyuelos, rulos en su cabello, gestos para que la comprendan y demás monerías, la llevaron al calabozo como a Richard Gere en la película "Justicia Roja", (por estar tantos años detenida, ni la menor idea de los últimos filmes). Tuvo que interceder la Embajada Argentina en China, para lograr sacarla.
De regreso a su departamentito, de ahora en adelante asegura que se dedicará solamente a tejer calceta!
¿Le creemos?
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