PARADOJA
El general Plutarco Elías Calles, expresidente de México y hombre fuerte en la política, ateo confeso y enemigo de la iglesia, al morir su viuda probablemente pensó: “ahora mando yo, él y sus ideas herejes se chingan” y le mandó hacer una misa de cuerpo presente y fue inhumado, no cremado que es cosa del diablo.
HISTORIA DE MÈXICO
De niño, era chaparrito y bastante feíto, hijo único, tenía juguetes, pero los niños del barrio no querían jugar con él. En la escuela, ya que no despertaba pasiones en las niñas, se dedicó a estudiar. Puros dieces y por lo tanto primeros lugares, así hasta en la universidad donde dejó de creer en la divinidad, no se explicaba por qué. Se recibió con mención honorifica.
Con un buen empleo, una dama lo conquistó (para salir de pobre). La pareja tuvo tres hijas, la mamá se dedicó a la maternidad y consideró al marido solo como proveedor y una verdadera lata.
Sabía que su matrimonio era un fracaso y sus hijas muy ingratas, pero, tenía el consuelo de su trabajo que le gustaba y que lo hizo muy próspero. Al morir su viuda y su hija mayor tuvieron una discusión:
—Pero mamá, mi papá no creía en la iglesia y su deseo era que fuera cremado.
—¿Cómo crees? Falta que tú me salgas tan hereje como él. Desde luego que no, Dios es primero, así que tendrá una misa de cuerpo presente y será inhumado.
La hija se dijo: “pobre papá, ni su memoria respeta” y se dedicó a sus cosas.
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