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Inicio / Cuenteros Locales / MujerDiosa / "CREANDO CON LA SEÑORA D" (Primera parte).

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La inefable Señora D, es una artista del alma. Una de las artes que cultiva, es la pintura. Suele decir a quien quiera escucharla, que la pintura es una verdadera terapia para ella. En honor a la verdad, para ella todo aquello que la haga feliz, lo es.

Se encontraba en un tiempo de espera, uno de esos momentos “blancos”, de “sequía”, que a veces suelen ocurrir. Claro que el tema pasaba porque en el departamento donde vivía, no tenía el espacio ni la comodidad que necesitaba para pintar y embadurnar a su gusto. Decidió ponerla a la venta. Recuerdo que la anterior casa quedó prácticamente invendible, con las paredes semiderruidas por sus experimentos, y los pisos y techos llenos de tremendas manchas de una pintura a prueba de agua y solventes. Además tapó sin darse cuenta todas las cañerías con pintura, o sea que había que cambiar todas. En el jardín, la gente no sabía de qué color eran las plantas. Como allí pintaba con aerosoles, había arbustos y plantas plateados, amarillos, negros, marrones, en fin, cualquier color menos los originales y los árboles, plantas y flores genuinos, no se distinguían. El incursionar en tal jardín, semejaba un sueño (o una pesadilla), por completo alucinógena.

También el tanque de agua padeció las consecuencias de su amor por el arte. Inutilizado por completo al querer probar una pintura para hacerla verdaderamente ecológica, y así como ésa, hubo pruebas dolorosamente visibles por toda la casa. Son demasiados detalles para consignarlos acá. Al menos logró vender el terreno, eso sí.

Y ahora se encontraba en un nuevo hogar, donde terminó de entender que casi no tenía un lugar para pintar a su gusto. Necesitaba un galpón, un loft, algo similar, que fuera inmenso, con piso de cemento, donde poder lanzar pintura sin problema y tener todos sus materiales bien a la mano. ¿Cómo no pasar por un período de falta de creatividad? Sin embargo, haciendo un pequeño esfuerzo de voluntad, ideó la manera de poder pintar una madera enorme sin ensuciar nada en su flamante departamento.

Les contaré cómo hizo: siendo las tres de la madrugada, abrió la puerta de entrada sin el menor ruido, y así, despacio y sigilosamente, sacó al pasillo de su piso la maderota, los aerosoles, trapos, llaves y demás.

Como de tonta no tenía ni un pelo, bajó varios pisos y a fin de no ser descubierta, allí dispuso todo lo necesario para pintar. Comenzó con una base en aerosol con la cual untó bien la madera, la dejó secar y de inmediato se dispuso a usar los diez aerosoles de diferentes colores. Parecía una acróbata moviéndolos en el aire y cada tanto:
- Pshh, pshh... - esparcía en la madera cualquier tubo, aquel que tocara. ¡Quedó buenísimo finalmente! claro que también así quedó todo el pasillo del tercer piso. Las paredes, pisos, baranda de escalera, escaleras, absolutamente todo pintado como un delicioso arco iris colorido! Cuando nuestra querida señora se dio cuenta del pequeño detalle, puso de inmediato los pies en polvorosa, llevándose sus trastos. Subió volando por las escaleras con la madera grande y pesada aún fresca, los diez aerosoles, la base, los trapos y las llaves en menos que canta un gallo. Al entrar a su santuario, suspiró aliviada. ¿Quién podría enterarse de su travesura? nadie. Además le había encantado el aspecto que tenía ahora el tercero. Tal vez quisieran pintar así todos los pisos…

Se durmió con la conciencia serena y en paz.

Al día siguiente el portero tocó a su puerta. Ella ya había guardado las pruebas a buen recaudo, de modo que cuando atendió, se encontraba tranquila como sapo de otro pozo que no comprende de qué le hablan. El pobre hombre estaba muy nervioso e iba preguntando a todos los inquilinos, si sabían del acto de vandalismo que se había cometido en ése edificio tan elegante. Desde luego que ella lo negó rotundamente, e incluso bajó para ver su obra a plena luz del día; quería regodearse
contemplándola.

Bien, había calmado su sed de creatividad pero tan sólo en parte, debería ver qué más podía hacer en ese lugar dadas las circunstancias. Enseguida se dio cuenta que su departamento estaba lleno de soportes para pintar, por lo tanto pintó espejos, ventanas, hizo murales en cada habitación y arrancó todas las puertas. Vivía sola así que ¿para qué tenerlas? Cuando hubo terminado con todas ellas, le tocó el turno a los techos, no era nada sencillo pintarlos, pero ya en su anterior casa lo había hecho, así que tenía sobrada experiencia. Por poco no cuenta el cuento un día que la escalera se quebró, sin embargo la famosa señora es como los gatos. Tengo entendido que ya gastó al menos 6 de sus vidas y aún sigue dando que hablar. Al terminar con los techos, le siguieron los pisos, nada más fácil desde luego. Sólo tenía que tener cuidado por donde pisar, una pavadita si vamos al caso, salvo por todas sus mascotas.

Cierto día entró una visita a tomar el té y por poco sale corriendo. Es que al entrar, le pareció meterse en una especie de túnel psicodélico y se mareó de lo lindo. Imagínense, todo pintado, las paredes, techos, ventanas, pisos, todo.

Ya cuando a la artista de marras no le quedaba nada para pintar (había probado de pintar sus obras de arte hasta en papel higiénico pero no le duraron), se le ocurrió hacer una gran obra en su balcón. Vivía en el décimo piso, a puro aire y luz. Ideal para su pasión. Se llevó dos latas enormes de 20 litros cada una, de pintura blanca y negra alquitranada. Iba a crear una obra bien sobria, tipo minimalista, sin nada de colores chillones, bien zen.

Se puso a rasquetear las paredes del balcón, quedó llena de polvo pero era todo tan grato cuando se dedicaba a pintar... Selló la pared, y el único problema surgió cuando sin querer se le cayeron los dos baldes apoyados en la baranda del balcón!

¡Ay, para qué les cuento! Vino incluso la policía para llevársela arrestada por delito en lo civil y penal. Había provocado daños por negligencia en Propiedades Públicas, con sus cuarenta litros cayendo desde tanta altura, rompiendo parte de un semáforo, abollando el techo del auto de un diplomático y desencadenando un problema no digamos neurológico, pero sí insalvable para su imagen, al caer sobre la cabeza de un maniquí que estaban por subir a un camión para un desfile de modas muy selecto.

¿Por qué la vida la trataba tan injustamente? si ella sólo quería hacerla más bella.

Prosigue...

Texto agregado el 22-05-2022, y leído por 354 visitantes. (14 votos)


Lectores Opinan
15-06-2022 Es una señora que desgraciadamente no mide consecuencias;pero su simpatía atrapa. Todo lo hace sin maldad,pensando que es una excelente pintora,ella las debe encontrar bellas. Pero se extraña a esta Señora D medio loca y tan traviesa... Me gusta***** Espero el siguiente texto. Besitos Diosita. Vic 6236013
29-05-2022 👏👏👏👏❤&#65039 ;❤️❤️❤️Am o a esta artista tan cándida y pillina a la vez. Y amo que todo lo que emprende es terapia para ella y la hace feliz, es envidiable. 5* jdp
28-05-2022 Bienvenida Sra. D, es un placer volver a saber de usted, paso a la segunda entrega... Besos ome
25-05-2022 Qué tal la señora D!!!, si que sabe de locuras, me recuerda algunas de las que se viven aquí, saludable y hermosa, saludos a esa grata señora, muy bueno te sigo.***** Abrazo Lagunita
25-05-2022 No hay duda alguna, esta señora no deja de sorprendernos por su sabiduría, arte y humor. Todo un encanto, un beso Shou
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