Lo que se vio en las pasadas elecciones a congreso en Colombia es histórico; se desbordó la capacidad de fraude y el Pacto Histórico consiguió 20 curules. Es la primera vez que un movimiento progresista levanta tal cantidad de votos en el país. Estamos en un momento decisivo y álgido, acercándonos a la primera vuelta por la presidencia.
Me gustaría empezar a relatarme haciendo referencia a la polémica de Luis Pérez, quien buscó lugar en el Pacto Histórico. Recuerdo que en ese momento aunque ya llovían críticas para el Pacto Histórico las voces se pronunciaron; simlpemente era inaceptable que ese prohombre del paramilitarismo entrara al Pacto. La situación resaltaba el tema de cómo se había conformado el Pacto y qué criterios tenían para permitir adhesiones, además los medios de comunicación a su manera también estimulaban el atacar a Petro (pero ya hablaremos mejor de los ataques a Petro) por el acercamiento de un viejo y conocido detractor en un momento; por incoherente. Me parece que no sobra recordar que para hoy (Mayo del 2022) Petro lleva cerca de 2 años ganando en todas las encuestas (incluso en las de Cifras&Conceptos y el resto de encuestadoras amañadas), también recordar que personajes como Roy Barreras y Armando Benedetti (viejos lambones del oficialismo; el caso de Roy es más olímpico pues pasó del uribismo al santismo y luego al Pacto) ya eran parte del Pacto a esas alturas. Menciono estos elementos pues ayudan a comprender el momento: era una prueba de fuego para el Pacto, pues los hacían jugarse el pellejo con las personas que desde una posición colectiva y crítica hacen parte de los votos que han cultivado, quienes no son pocos y son la principal fuerza de lo que hoy conforma el Pacto.
Yo no sé si fue por la presión mediática, pero finalmente Luis Perez no tuvo cabida en el Pacto. A mi me gusta pensar que simplemente nunca fue una opción, pero es que con tejemaneje político yo pocas veces me siento con certezas. Petro declaró cuando el Pacto fue criticado por la llegada de Benedetti que allí sería recibida cualquier persona, pues incluso los uribistas podían arrepentirse y apoyar la apuesta que Petro quiere representar, que el Pacto es amplio y para el bien de Colombia. Con la llegada de alguien que hace unos veinte años no pierde (Roy Barreras) al menos eligiendo partido lo de Luis Pérez parecía hasta posible, y es que reina una incertidumbre muy fregada. Algunas personas explicaban el hecho con lo de las cuotas y la gobernabilidad: si personajes así entraban al Pacto: 1. Aumentaban las probabilidades de ganar, con el apoyo de esa gente oscura. 2. La presidencia de Petro se libraría de ciertas trabas y resistencias de burócratas afines al oficialismo y así se mitigaría la oposición al progresismo y las reformas que vendrían, antes si entran grandes personajes oscuros con dinero y prontuario tendrían parte de la maquinaría (jajaja) a favor del Pacto. Y es que juegan con esa incertidumbre de la sociedad elementos como lo de los (los nombres en el orden que más le guste y convenga), pues nuevamente resalta la posibilidad de una incoherencia del Pacto y su líder al acercarse a los contrincantes de toda la vida, y como es natural recibe gran cubrimiento mediático, nuevamente se avivan las variadas explicaciones a los hechos y uno no termina de entender si sí o no, y hasta dónde. El juego mediático es complicado, aunque el Pacto ha salido bien librado siempre.
Justo después de eso vino un momento de tensión que en lo personal viví con angustia. Cuando el Pacto consigue una tremenda votación viene la veeduría ciudadana a revisar el conteo de votos, consecuencia de esto el Pacto Histórico llega a las 20 curules, el fraude era de casi un millón de votos para el Pacto que fueron omitidos. Tras esos días el registrador un asqueroso bobo afín a Uribe anunció que se daría un reconteo por parte de la registraduría a pesar de que la cadena de custodia de los votos ya se había quebrado. Los hechos de nuevo nos empujaban a elucubrar explicaciones y predicciones. ¿Sería otra de esas jugadas mediáticas? Como la de objetar la ley estatutaria de la JEP (se sabía que no tenían futuro pero sirvió para dizque ocupar al congreso en ese debate y darle bombo que buscando un efecto en la base social, sobretodo la uribista) ¿Sería una manera de medir el aceite de la gente? ¿Sería, como dijo Iván Cepeda, una trampa para infiltrar las movilizaciones, asesinar un policía y justificar el cancelar elecciones? En todo caso, cuando en esos días se veía la posibilidad de que la registraduría hiciera legal el fraude, el panorama a mi me daba pánico, no quería ver a la gente movilizándose y siendo masacrada por defender unas votaciones, no quería ver tan pronto cosas tan repugnantes como las que vi en el paro del 2021.
Entre mis cercanxs la conclusión era la misma: se armaría un mierdero, y quienes están moviéndose en el ámbito electoral declaraban que habría que defender la votación en las calles a través de la movilización. Finalmente un tribunal negó la posibilidad de que la registraduría hiciera el fraude de frente. De las conversas de aquellos días concluí/concluimos que un gobierno de Petro solo se mantendría en pie con la gente movilizada, en la calle haciendo escuchar su voz y participando activamente de las reformas y de la política en general, sino el electo Petro terminaría siendo neutralizado como Pedro Castillo en Perú, o como el mismo Petro en la Alcaldía de Bogotá. Era la conclusión lógica por las experiencias de países latinoamericanos, el movimiento social no podría relegar nada al Estado, tendría que incidir y apoyar las reformas prometidas por el progresismo, además sería una oportunidad única en la experiencia nacional; la de poder dialogar y negociar con un gobierno que no representa a la élite maldita, asesina y jodida que tenemos, y con esto la posibilidad de romper una tradición fundamental del Estado colombiano y es la de no cumplir lo firmado (la vaina de terror es que últimamente se ha escalado tanto todo que Duque no negocia ni firma nada desde el paro del 2018 con las universidades públicas, de ahí en adelante ni siquiera se han abierto espacios de diálogo en donde simplemente el gobierno espera a que se levanten de la mesa para continuar con sus proyectos). Y eso era en caso de que Petro quedará electo, porque el sentimiento que tenía desde antes (sobretodo después del fraude del 2018) era que si llegaba a ser electo simplemente incendiarían todo, activarían a los paracos y la desobediencia militar sería otro ingrediente del caos, con el fin de que la gente quedase traumada, sería una jugada muy frentera de los terroristas.
Antes de seguir quiero aclarar que yo estoy seguro de que Gustavo Petro ganó las elecciones del año 2018 y que Duque se posesionó porque tiene a la gente armada de su lado y porque el fraude fue efectivo (en esta ocasión se desbordó la capacidad operativa del fraude), entre otras razones no despreciables. Desde entonces han habido cuestiones interesantes, como la relación de Petro como jefe de las fuerzas armadas y los militares y policías, o de cómo se manejaría el tema del narcotráfico pues es la columna vertebral de la economía colombiana y es algo intocable y además transversal en nuestra sociedad.
Pero todo eso es en caso de que los dejen subir. Si el fraude se impone nuevamente y suben a Federico Gutierrez también se vendría un escenario convulso, pero al igual que en el anterior estaría marcado por la necesidad de movilizarse. Y es que Gutierrez solo puede subir siendo impuesto, con fraude, pues a pesar de que Petro ya había ganado en el 2018 en esta ocasión viene reforzado con el Pacto Histórico y los 4 años de campaña que le hicieron Duque y sus hijueputas (como la revista Semana), venimos del paro, Petro es ya el ganador de las votaciones, lo confirman 2 años de encuestas, lo confirman las redes sociales, la desaprobación de Duque, lo confirman los actos (incluidos los de hace 4 años) en los que Petro llena la plaza pública sin problemas y estos godos malditos no logran levantar más que lástima. Es que el hecho de que en la consulta Francia haya levantado tal cantidad de votos y sumele los de Petro demuestra cómo la ciudadanía (históricamente indiferente al proceso electoral y sobretodo a las votaciones de congreso) se expresó a favor de ese proyecto. No hay que olvidar que Aida Merlano nos confirmó lo que ya se sabía, pero con ella llegó a los estrados (nuevamente); el congreso se compra, es una gran campaña en la que se moviliza muchísimo dinero e influencias en un circuito montado desde hace rato y que es aceitado con intimidación y plata (no olvidemos la injerencia de Caya Daza, el Ñeñe y hasta Osvaldo Cisneros en la campaña de Duque). El hecho de levantar tanto voto sin la maquinaría y dinero del narcotráfico y la burguesía sólo hace rotundo el triunfo de Petro, y es que esta clase dirigente ha mostrado que tan cagada del susto está, y que tan ofuscada está, he aquí donde viene un dilema central y bien conocido por los colombianos ¿hasta dónde están dispuestos a ceder? ¿harán sus jugadas para traumatizar a la gente mientras Petro gobierna e intentarán dejar sin credibilidad al progresismo y lo que ellos llaman izquierda? ¿simplemente no soltaran la presidencia? si así fuese ¿será a plomo o con fraude? ¿hasta dónde los gringos mandan en esto? ¿ya le dieron la venia a alguien?
La diferencia entre el escenario donde la movilización es con Petro como jefe de las F.F.M.M. y en el escenario donde Fico tiene una foto en cada CAI y oficina militar es que con Petro seguramente no se vería una represión tan desbordada y desesperada como la del año 2021
al menos no por parte de las fuerzas oficiales (en obediencia a la jerarquía militar), nunca hay que omitir del escenario a la mano negra. Pero sí o sí habrá la necesidad de movilizarse, ya sea en defensa de la vida o como acto político por la construcción e impulso de reformas.
Ahora, creo que hay que incluir entre los elementos de análisis ciertas conductas y tradiciones. Como el de la eliminación física. Y es aquí donde aparece el escenario más jodido. Puede darse antes de las votaciones o la posesión, lo cual es lo más apegado a la tradición, este ha sido un recurso recurrente de quienes disponen los medios para llevar a cabo tales actos.
También está la posibilidad de que suceda después de la posesión, lo cual nos deja la pregunta por cómo reaccionaremos a un suceso de tal magnitud, por cómo se configurará el Pacto y si será una apuesta revolucionaria o se quedará dentro del marco liberal, para que le suceda lo que ya ha sucedido en otros países de latinoamérica; que a pesar de que llega un candidato de izquierda es alguien que vela por los valores fundamentales de la tradición occidental y los valores liberales y termina en parte haciendo más clara la imagen del Estado y su carácter de clase y de dominación. En todo caso incluso la gente de bien ha dado demostraciones de sus temores, prueba de esto es la reciente propuesta del gobierno para una ley de empalme que suavice lo del cambio presidencial (ocultando información de crímenes de Estado por ejemplo). Pero algo importante a tener en cuenta son a los funcionarios de carrera pública, pues jurídica y burocráticamente tienen un lugar asegurado en el Estado, pero políticamente la gran mayoría son fieles a Uribe, pues fue quien impulsó la última gran convocatoria para la carrera pública, y a través de el aparato burocrático fidelizó y aseguró (aunque inicialmente intentó y logró coptar) engranajes burocráticos claves. Toda esta población fiel a la mano que les da de comer es contraría a Petro, se prestará fácilmente para sabotear a un gobierno que no es de su agrado. También está el tema de las cuotas y es increíble ver el alcance de esto y lo impredecible acerca de esto en un eventual gobierno progresista, pues sigue siendo un mundo muy bien tapado y desconocido. Estamos frente a un muy posible cambio en el poder (el presidencial al menos), lo más seguro es que no sea pacífico, pues las fuerzas reaccionarias han demostrado de qué son capaces (como el golpe de Estado a Evo Morales por un fraude que nadie pudo comprobar y los continuados intentos de golpe a Maduro en Venezuela ¡eso internacionalmente!). Importantísimo pero también confuso a mi juicio el papel de los gringos, fundamentalmente por la estrechez entre Estados Unidos y el aparato económico-represivo colombiano. Hay quienes dicen que los gringos permitirán a Petro por conveniencia económica, y se respaldan en la región que ante el fracaso de los conservadores se ha volcado de nuevo a gobiernos progresistas. También existe la posibilidad de que se inicie una serie de ataques de Estados Unidos a un gobierno progresista, entre los detonantes que yo veo está: que la clase dirigente alebrestada (resentida, alterada, a la espera de poder vengarse) inicie un movimiento al estilo de Venezuela, escenario en el que las inversiones se irían del país para golpear el desarrollo económico, y en que tomarán otro peso las denuncias por violaciones a derechos humanos, estos actos de la clase dirigente que perdió el poder desembocarían en sanciones (En el caso de Venezuela la oposición terminó abogando por una intervención militar).
Este escenario parece improbable cuando se tiene en cuenta que Petro debe tener calculado cómo no ganarse problemas con los gringos para hacer funcionar su proyecto progresista, y que fundamentalmente el progresismo no implica conflicto con los gringos. Y es acá cuando se debe tener en cuenta que a pesar de la posición beligerante y ofuscada de la clase dirigente en Colombia un gobierno progresista puede ser funcional para la derecha y los dominadores (como puede resultar siendo el caso de Chile con la nueva constitución) pues demuestra las limitaciones de aspirar al poder estatal y abre la posibilidad de una campaña mediática y cultural contra la izquierda y lo alternativo, basada en la cultura del escándalo (parte vital del funcionamiento del consumo mediático) y en la oposición al gobierno.
Me gustaría concluir con una invitación a la discusión y organización. Pues en ninguno de los escenarios podremos ir aflojando, sería lo peor que podemos hacer. Antes mencioné la necesidad inminente de la movilización social, debemos procurar por la movilización y velar por fortalecer el hoy débil movimiento social, debemos acercarnos a tomar las riendas de nuestro destino. Queda mucho por hablar, pero por una suerte de sentido de disciplina quiero publicar algo, intentaré tocar más detalladamente o publicar más a menudo. |