DIÀCONO PERMANENTE

El médico de mi pueblo hace un año me dijo: “estás próximo a entregar el equipo, así que te aconsejo arreglar tus asuntos para que te vayas en paz”. Sin embargo, a mis 91 años bien vividos, no tenía ninguna intención de dejar este mundo, que con sus defectos y todo es muy divertido. Probablemente mi deseo de vivir ha hecho que la dama de negro tarde en llevarme a la dimensión desconocida.
La verdad, no tengo miedo de estirar los tenis, mis hijos son profesionistas exitosos, incluso la nena, mi hija menor. Ella representa una espina clavada en mi alma, se casó con el cabròn de mi yerno, Felipe, un hombre rico, pero, un verdadero hijo de la chingada, que ha martirizado a su esposa, con lo que llaman acoso psicológico, por fortuna no le ha pegado (bueno es lo que ella dice). Le pone los cuernos con singular alegría. Se siente muy importante por ser amigo del Señor Cura, incluso, lo nombro diácono permanente, clérigo laico de un grado inferior al sacerdote. ¡Vaya hipocresía! Mi hija sufre por los devaneos de este hideputa y su trato despectivo.
Yo no creo en las mentiras de las religiones y por eso pensé en contratar un sicario que lo mande al cielo prometido por su amigo el cura, pero, una cosa es pensarlo, aunque se tenga dinero y otra cosa es llevarlo a cabo, ¿Dónde consigo un matón?
Soy viudo desde hace mucho, al principio iba a los burdeles de categoría, pero mi madre naturaleza y mi padre tiempo ya no me permiten el goce de una dama. Sin embargo, tengo la amistad de doña Mariquita la madrota del mejor congal de la región. A Mariquita le conté sobre la situación de mi pobre hija. Ella me escuchó con detenimiento, se quedó pensativa y me dijo: “no te preocupes, yo sé como darle una lección a tu yerno, sale caro, pero verás que es lo que deseas”.

El señor Felipe, paladín de la iglesia, estaba contento. Había conocido a una bellísima feligresa con ideas liberales. El cortejo fue corto, fueron a un elegante motel. Ella le pidió que prendiera la luz y se desnudaran, en completo “cuero de rana”. En esta situación estaban y antes de empezar las acciones. ¡Sorpresa! Se abre la puerta, un fotógrafo se dio vuelo con su cámara.

En las benditas redes sociales y en los correos de los dignatarios de la iglesia del lugar les llegaron las fotos. Habían escrito: “Diácono pecador, utiliza su nombramiento para cogerse a las feligresas”.

Cosa curiosa, en las fotos, él salió a todo color y su compañera sólo su cuerpo de diosa, no así su cara.

PD. Mi hija ya estaba jodida, peor no podría estar.