La vida de G. se podría resumir fácilmente.
De la cuna al sillón de orejas- rezaban sus memorias. Entre medias tuvo un intervalo reproductivo. El preñador enmascarado- se decía para sus adentros. Poco tiempo antes del sillón de orejas se licenció en marketing y publicidad en el sofá de la casa de sus padres enfrente la televisión. Cuando llegó la hora postrera, en aquel sillón de orejas- ahora de un centro de tercera edad sólo se reprochó a sí mismo no haber hecho el máster en marketing enfrente del televisor de la cocina, del mismo hogar.
Texto agregado el 14-05-2022, y leído por 174
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Lectores Opinan
01-06-2022
Atrapado en sí mismo, me sumo al decir de Sendero: triste desperdicio de vida. Tal vez suceda más frecuente de lo que pienso, ojalá no. Un abrazo Shou
16-05-2022
Lo terrible de tu micro es la factibilidad en la existencia de seres de este tipo. Triste por ellos y por sus familias que tienen que bancárselos. Saludos, Sheisan