El Aprendiz De Brujo - El Segundo Conjuro


Lews estaba sentado por centésima vez en una piedra, concentrado
Había intentado en vano alcanzar un estado elevado de conciencia repitiendo sus mantras hasta el cansancio
Quiso mover una pequeña piedra, mirándola fijamente, mientras repetía; muévete, muévete, muévete hasta darse por vencido.
Quiso rendirse un par de veces cuando llegaba un momento en que todo sus esfuerzos le parecían en vano. Entonces, desesperado y harto de no conseguir su objetivo, en su cabeza emitía desgarradores gritos que llenaban su mente de frustración e impotencia.
Esto es una estupidez, se decía!, acto seguido y como había hecho ya varias veces, abandonaba todo, según él, para siempre
No obstante, regresaba
Su maestro le decía:
Disciplina Joven Lews
Si no consigues tener disciplina, nunca lograrás nada
Así que cada vez que se iba, regresaba
Había entendido que su ira, su frustración eran dos de sus demonios que le impedían lograr su propósito
Sabía que había ahí un aprendizaje que necesitaba adquirir para poder controlarlos
Entonces se sentaba, meditana, reflexionaba, y a veces, se aburría tratando de aprender
No, no aprender, se corregía, de entender
Recordó a su maestro diciéndole cariñosamente
- Para poder aprender, debes entender
En frente de él, en la posición en que estaba podía ver un arbusto delgado y seco, sin rastro de verde
Obligado como estaba a permanecer sentado, inmóvil, no tuvo más remedio que enfocarse en algo, así fue que poco a poco, su atención se fue fijando cada vez más en esta rama
Se preguntó entonces qué planta sería
Se detuvo observando los detalles
Los surcos del tallo
La curvatura de las formas
La dureza de las ramas
Ahi, inmóvil, durante tanto tiempo, sin querer había comenzado a desarrollar la capacidad de permanecer quieto, no de no hacer nada, ya que como su maestro le había dicho
Estar inmóvil y no hacer nada, son cosas completamente diferentes
Entonces, como si su subconsciente buscara donde posarse para escapar del aburrimiento, se enfocó en ese tallo, seco y estéril frente a él
En lo que su conciencia era absorbida por esta imagen, su respiración iba ralentizándose
Su conciencia se sumergía más y más
De pronto ya no era consciente de su entorno
Como si su conciencia hubiera sido atrapada por la forma de la rama, y hubiera dejado todo lo demás fuera
Sintió, dentro de sí, que si quería, podía enviar su conciencia a recorrer el tallo, bajar hasta sus raíces, subir hasta su cima, así que la liberó y la dejó vagar a tu antojo a donde quisiera ir, e incluso más allá
De esta forma, no solo conoció el tallo
No solo lo palpó
Lo entendió
Al entenderlo, entonces supo que el tallo era vida
Vida ardiente, vibrante, inacabable
Supo que el tallo en realidad no estaba muerto
Se había dormido
Y con esta nueva comprensión, supo que si quería, sabría cómo despertarlo
Entonces, al visualizarlo verde, florido, un flujo de amor cristalino y brillante fluyó dentro de él
Y amó al Tallo, amó su forma, su tierra, su color
Su textura
entonces sintió el deseo de verlo así de nuevo y como quien llama a un viejo y querido amigo, sólo por el placer de verlo
Lo despertó
Frente de él, la vida, como quien abre una llave, lentamente comenzó a fluir en esta rama seca, y poco fue vistiéndose de verde
Y en uno de sus tallos, se formó un brote, que un pequeño tallo, que fue pistilo y donde finalmente
Brotó una flor



Randal Tor