Este texto lo escribí el 15/03/21. Tiene mucho de nostalgia personal, es por eso que lo subo hasta ahora.
Está por llegar la primavera, así que pienso en días soleados, calurosos, lloviznas esporádicas, bebiendo una cerveza bien fría a la orilla de una alberca en Cuernavaca o del mar en alguna playa de Acapulco; pero la realidad es bien diferente a lo que deseo, la maldita pandemia nos mantiene semi encerrados en casa. Entonces hay que buscar alternativas para no aburrirse, para pasarla mejor. Las tareas cotidianas no son mi fuerte, pero trato.
De momento somos un núcleo de tres, que se divide continuamente para realizar cada uno sus actividades, que se junta a ratos para interactuar y mostrar la fortaleza que tiene como equipo, estando unidos. Es cuando aparece la magia, porque una sonrisa, una broma, incluso una llamada de atención, puede detonar el cariño, el amor, la devoción que cada miembro profesa por los otros dos.
Hay nostalgia, mucha nostalgia en este texto, por todos los seres queridos que ya no están. Ni Vale ni Goya, ni Pepe ni Maru, ni Lucho, ni Altagracia, ni Rosa; ni Juan, Alfredo, Teodoro, Enrique, ni muchos otros que no nombro, pero tampoco olvido. Todos, nos dejaron además de su cariño, vivencias, recuerdos, enseñanzas. Su luz, porque cada uno irradiaba su propia luz, todavía perdura, nos alcanza, nos ilumina de diversas maneras.
Esto pretende ser un cuento con motivo de la primavera cercana, pero sé muy bien que no lo es, que no puede serlo porque un cuento narra una historia y estas líneas son pura nostalgia, recuerdos atravesados de imprecisiones, distorsionados por el paso de los años, por una memoria infiel que quiere embellecerlos.
Pero sí voy a contar una historia, la de un hombre que se siente feliz, bendecido por Dios al tener a su familia cerca de él y poder disfrutarla. Es una historia muy simple que parece no tener ninguna emoción; sin embargo, la tiene, una emoción íntima, suave, dulce que le da paz a su corazón.
“Vuelve primavera”, reza una vieja canción de los años sesenta del siglo pasado. Sí, por favor vuelve y libéranos de este maldito bicho que nos tiene acongojados y casi paranoicos a todos. Aquí te esperamos.
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