Cuento
Artesanía para tiempos de cuarentena
Poco a poco, lento… con paciencia, ocupando pequeños espacios de tiempo que me van sobrando durante el trajín de los días, por entretención y que además eventualmente podría servir como para hacer un regalo, estoy hilando un collar de cuentas, que en último caso dependiendo cuando lo termine pienso que podría lucirlo como trofeo yo mismo en mi propio funeral. Quiero confeccionarlo de un largo que holgadamente de una larga vuelta en el cuello de quien lo use.
Cuando comencé iba bastante lento pero estos últimos años después de jubilar, por ende, con más tiempo disponible, he ido avanzando algo más rápido en su confección, además que ahora en estos largos meses de pandemia hay que engañar a los tedios de las cuarentenas. Claro que el avance más se debe a que las cuentas, piezas, perlas, o como se llamen las estoy obteniendo en forma más frecuente que en años pasados.
No falta mucho para completarlo, pienso que antes que llegue agosto probablemente lo habré terminado. Por eso hoy quise saber cuántas cuentas, aparte de tres que tengo guardadas, puedo disponer y la verdad es que son pocas, muy pocas. Por lo tanto, voy a tener que acortar el largo de la larga vuelta proyectada. Otra forma sería ralear los espacios entre cuentas, agregando algunos suplementos de esos con los que, siendo niño, hacía collares para regalarle a mi madre en su día.
También estoy pensando ponerme en contacto con algunos de los pocos viejos amigos y ex compañeros de trabajo que ya cargan años igual que yo, para que en sus lentos recorridos por su tiempo ocioso se acuerden de mi necesidad y me puedan colaborar con algunas cuentas que ellos puedan juntar entre sus familiares y amigos, puesto que yo creo que ya he juntado todas las que podía.
Calculo que las que con suerte yo podría disponer no son más de seis o siete, que son las que puedo contar con los ocho dedos de mis manos... digo ocho porque el índice de la mano izquierda y el medio de la derecha ya ni recuerdo cuando los perdí, posiblemente fue en alguna circunstancia que los introduje donde no debía… en los tiempos que practicaba otros tipos de artesanía.
Volviendo a la confección del collar, esperando contar con la ayuda de los amigos, los ex compañeros de trabajo, algún vecino e incluso colegas escritores. Aunque tenga que acortarlo, me gustaría completar pronto su confección. Espero que la suerte me acompañe y logre obtener las cuentas necesarias.
Hago hincapié que, en lo posible esas piezas, perlas o cuentas con que me pueden colaborar sean naturales y de origen conocido y… si fueran sin caries… mucho mejor, me ahorrarían tiempo de raspado y limpieza, solo tendría que quitar manchas de nicotina y un suave pulido para darles el brillo perdido durante el tiempo que cumplieron con su importante razón de ser y estar.
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