LA CAJA
I
Un matrimonio vuelve a casa, van vestidos elegantes pero algo ajados, parece que volvieran de la ópera. Todo el salón está lleno de cajas de Amazon que hacen las veces de muebles: sillas, mesas, cuadros...Todo son cajas de cartón. En el centro hay una caja roja -diferente- del tamaño de un frigorífico -muy iluminada con el logotipo de un elefante blanco. Al entrar él arroja las llaves con desgana y se dirige a una mesita con unas botellas para ponerse una copa. Las botellas son cajas, los vasos, los hielos… Ella se quita los pendientes –dos cajitas- frente a un espejo de cartón, los mira con lástima y los deja encima en una cajita. Después se descalza y deja los zapatos en mitad del salón. Ambos ignoran la caja roja.
Margarita – dirigiéndose al dormitorio agotada-: Me voy a la cama.
Ismael –amable-: Te había puesto una copa.
Margarita –sin mirarlo-: Estoy agotada… Hasta mañana.
Ismael –decepcionado-: Pues nada, hasta mañana. Descansa.
Ismael duda que hacer un segundo con una copa en cada mano, vierte el contenido de una en la otra y se derrumba satisfecho de su copa doble en una caja que hace las veces de sofá. Al intentar encender la tele –que es otra caja- se fija en la enorme caja roja que no le deja ver el televisor. Le sorprende. Se dispone a examinarla más detenidamente, pero entra Margarita.
Margarita –enfadada-: Tú todo lo arreglas con una copa, ¿no?
Ismael: ¿No sabía que hubiera que arreglar nada?
Margarita: No te pongas ocurrente, que no es tu estilo. Tu eres más de… eres más de…
Margarita se sienta a su lado, le quita la copa de la mano con vehemencia y pega un buen trago.
Ismael: Dilo. Si no me importa. Dilo si quieres… ¿no? Pues lo digo yo: -imitando la voz de su esposa- “Tú eres más de quedarte dormido”. ¿No es eso?
Margarita –indignada-: ¡Te has quedado dormido! ¡Por Dios! Te has quedado dormido en el estreno y delante de todos.
Ismael: Estaba muy cansado.
Margarita- irónica-: Tú siempre estás cansado, cariño. Sobre todo para hacer las cosas que me gustan a mí, para eso siempre estás cansado.
Ismael: ¡Era un rollazo! Si en toda la obra no pasaba nada… ¿Sabes lo que te digo? Que para ver discutir a un matrimonio -y encima sin ganas- no hace falta gastarse 50 pavos en teatro. Para eso nos bastamos y nos sobramos nosotros dos solitos.
Margarita: ¡Te has quedado dormido! ¡No me lo puedo creer!
Ismael: ¿Y qué? Ni que me hubiera perdido el fin del mundo. ¿Qué me he perdido? A ver, di.
Margarita -condescendiente-: Te has perdido a Samuel Beckett, mi amor. Nada más y nada menos que eso. Te has perdido a Samuel Barclay Beckett.
Ismael: Yo soy más de C.S.I. Las Vegas. Ya sabes.
Margarita: Cuando te pones así… así en plan chabacano, no te soporto.
Ismael: ¡Pero si es que no pasaba nada! ¡Aburría a las ovejas!
Margarita: ¿Y qué querías que pasará? ¿Que hubiera una invasión alienígena?, ¿una batalla naval en mitad de una tormenta?, ¿una persecución de coches? Es teatro. TE-A-TRO. Y en el teatro no pasa nada, el teatro es como la vida.
Ismael: Pues sabes lo que te digo, que la vida es un coñazo.
Margarita –levantándose-: Me voy a la cama, ¿sabes? Yo no tengo por qué aguantar esto. Tú sigue ahí atrapado como una cobaya en tu Zona de Confort, haciéndote cada vez más pequeñito. Pero que sepas que hay otros que queremos crecer. -levantando el índice- Crecer y mejorar.
Ismael: Puffff. Ya estamos con la dichosa “zona de confort”. Hay alguien que se está forrando a costa de miles de pringadas como tú. ¿lo sabes?, ¿no?
Margarita: Contigo solo se forra Johnny Walker.
Ismael –mirando su copa y asintiendo-: ¿Sabes cuál es la filosofía de la “zona de confort”? Pues exactamente la misma que la del valle de lágrimas católico. -ahuecando la voz- “A este mundo solo hemos venido a sufrir”. Encima es una filosofía barata y mucho menos rentable. Porque te quedas sin cielo, sin perdón, sin eternidad...
Margarita: Me voy a la cama. –Irónica- Tú… ya me imagino que no tendrás sueño.
Ismael: ¡Me dormí porque no pasaba nada!
Margarita: Pero, ¿qué querías que pasara, alma de cántaro?
Ismael: No sé, yo no soy guionista, pero tendría que haber un algo, un misterio, un interrogante, un conflicto… Algo.
Margarita: No se dice guionista. Se dice dramaturgo.
Ismael: Lo que sea.
Margarita: A ver señor dramaturgo y en esta situación nuestra, aquí y ahora. ¿Dónde ves tú el misterio?, ¿dónde está tu interrogante?
Ismael: No sé… Así de pronto… Es que no es tan fácil. ¿Sabes? Habría que pensar, usar la imaginación…
Margarita: Vamos…, que no tienes ni idea.
Ismael -mira alrededor contrariado buscando algo, de pronto iluminado-: Mira pues sí, pues ya lo sé, nuestro interrogante podría ser esa caja roja. Me fijé en ella antes.
Margarita: ¿Y qué le pasa a la caja? Será otra de las tonterías que ha pedido mi madre. Como ahora le ha dado por la compra online.
Ismael: No lo creo. Es roja.
Margarita: Pues vaya birria de misterio, hijo mío.
Ismael: Pero tiene algo mucho más extraño. Mira el Logo. Esta caja no es de la compañía. El elefante blanco ese…
Margarita –acercándose a mirar-: ¡Eso es imposible! Pero si ya solo la compañía tiene permiso para hacer envíos.
Ismael: Sospecho que esta caja es de las antiguas, de las prohibidas.
Margarita: No me asustes.
Ismael: Como sea lo que pienso, estamos en un buen lío.
Margarita se horroriza.
Ismael: Creo que deberías despertar a tu madre.
Margarita –a gritos-: ¡Mamaaaaaaá! ¡Mamaaaá!
Ismael vuelve a servirse otra copa.
Ismael -murmurando-: Eso también lo podía haber hecho yo.
Margarita –paseando nerviosa-: Mantengamos la calma, seguro que solo es un malentendido. Sí, seguro que todo esto tiene una explicación.
II
Entra la madre, en pijama, somnolienta.
Madre -mandándoles callar y en susurros- : Psiiii, pssssi ¿sabéis las horas que son? ¿A qué vienen esos gritos? Qué vais a despertar a los niños.
Ismael: ¿Los niños? ¿En plural? –Dirigiéndose a Margarita, irónico- ¿no habrás tenido otro hijo sin contarme nada?
Madre: Nooooo. También está Leia. Ha venido a estudiar con Jorgito. Como le suspendieron en “Resilencia y empatía” ella le está echando una mano. Y como se le ha hecho tarde, pues se ha quedado a dormir.
Ismael: ¿Resilencia y empatía? En mis tiempos si que se estudiaba de verdad. Aprendíamos geografía, sintaxis, y matemáticas. Y…
Madre: Y Religión.
Ismael: Y Religión. ¿Por qué no?
Margarita: ¡Retrógrado! Deja en paz a los niños.
Ismael: El niño. Uno. Un niño. Y además nuestro NIÑO ya tiene pelos en los hu…
Margarita: ¡Chabacano!
Madre: Bueno, ¿Solo me habéis despertado para esto? Para que vea otra de vuestras peleas. ¿O me vais a contar qué pasa?
Ambos se sientan y apuntan a la vez a la caja roja. La madre se acerca y observa detenidamente la caja, la toca con suavidad, pasa lentamente los dedos por el logotipo del elefante blanco, acerca la cabeza para intentar escuchar en el interior.
Madre -hablando para sí misma-: Es una maravilla. Hacía muchos años que no veía nada parecido. Está claro que es de las de antes de la gran convención de Taiwan. Es una reliquia. Esta caja es de las que se abren y tienen objetos reales dentro. Es…
Margarita: Es un peligro y una irresponsabilidad. Como se le ocurre poner en peligro la vida de toda la familia con una excentricidad como esta. ¡Abrir cajas! ¿Sabes lo que hacen a los que hablan de “Objetos reales” y de “abrir cajas”?
Madre: Los readaptan.
Ismael: Sí, los frien el cerebro. Mira como ha quedado la pobre Leia.
Margarita: ¿Y qué le pasa a Leia? A mi me parece una niña muy agradable.
Madre: Sí… muy agradable, pero solo para un ratito. Esta tarde estábamos en la cocina y me dice…
Margarita -interrumpiendo-: ¡Pero madre!, ¿cómo se le ha ocurrido esta locura de la caja?
Madre: Yo no tengo nada que ver con esto.
Ismael: Pues parece usted muy enamorada de la caja. No la suelta.
Madre –nostálgica-: Una tiene sus años. Recuerdo cuando recibí mi vestido de novia y al abrir la caja, allí estaba el velo suave, ligero, etéreo...
Margarita: Pero queréis dejar de hablar de abrir cajas. Nos van a oír. Las cajas no se abren. Las cajas se usan. Lo dice la ley. Palabra de Schrödinger.
Madre –suspirando-: Ya, pero aquellos tiempos eran tan románticos.
Margarita: ¿Románticos? Esa época era una salvajada. La gente solo compraba cosas por comprar, solo por el gusto de acumular.
Ismael: Bueno, y también como signo de distinción.
Margarita- molesta por la interrupción-: También. Pero el caso es que a ese ritmo de consumo el planeta hubiera sido arrasado en unos años. La convención de Taiwan fue una decisión difícil de tomar, pero absolutamente necesaria.
Madre: …el velo medía más de tres metros. Parecía una princesa.
Ismael: La Convención de Taiwan, en realidad, fue el gran truco final del capitalismo: Como necesitaba seguir creciendo con su voracidad insaciable y ya no tenía recursos materiales, empezó a vender solo emociones. Y aquí estamos forrados de cartón.
Margarita: Lo dices como si fuera algo malo.
Madre: --paseando nupcial- Hasta el sacerdote dijo que era la novia más bonita que había visto en toda su vida. Y casaba tres o cuatro parejas todas las semanas, no te creas...
Ismael: Es un timo. Nos dicen que esta caja es una silla; esta otra, un cuadro; esa una lámpara y nos lo tenemos que creer. Y lo peor, lo tenemos que pagar. Y solo porque así se decidió en la dichosa Convención de Taiwan.
Margarita: ¿Pero con quién estoy casada? No te reconozco. Eres un… eres un… inconformista. Un rebelde.
Ismael- imitando a Margarita-: Un rebelde. Un rebelde. Lo dices como si fuera algo malo. Es una tomadura de pelo.
Margarita: No es ningún timo. Erwin Schrödinger demostró que la emoción más intensa se experimenta al recibir el paquete, independientemente de lo que este pudiera o no contener. Y la compañía, muy acertadamente, me parece a mí, optó por los envíos actuales: igual o más emocionantes y mucho menos agresivos con el planeta.
Madre: Ya sabes que no me gusta nada darle la razón a ESTE (el marido), pero algo de timo sí que es.
Margarita: Tú también mamá. Eso sí que no me lo esperaba. Estoy rodeada de elefantes blancos. Encima que nos metes en este lío.
Madre: ¡Qué yo no tengo nada que ver con esto! Solo digo que en mi época los únicos que se arropaban con cartones eran los indigentes, y ahora… –mostrando toda la casa.
Margarita: El mundo es mejor desde que aprendimos a optimizar los símbolos. No necesitamos las cosas estúpidas e imperfectas, solo su representación. Hemos evolucionado. Así el mundo es posible. Así la humanidad es feliz.
Entran dos adultos-adolescentes bostezando con pijamas de amazon. Observan la escena en silencio.
Ismael –gritando-: Así la humanidad es feliz. Palabra de Schrödinger. Te alabamos, oh señor. ¿Me vas a decir que esto es una silla?
Margarita: Sí, claro que es una silla. Tengo la factura. Tengo la ruta de envío detallada. Tengo la garantía. Tengo todas las pruebas.
Ismael: Esto es solo una caja. Y además, vacía.
Margarita: ¡Hereje!, ¡descarriado! ¡Elefante!
Madre -se sienta abatida en el sofá y señalando: Hala, ya lo habéis conseguido. Ya habéis despertado a los niños.
III
Jorge: ¿Qué pasa?¿Y este alboroto?
Madre: Nada, cosas de adultos, volved a la cama.
Jorge: Ahora ya no podremos reponernos de esta brusca interrupción de nuestro sueño REM. El daño es irreversible.
Madre: Volved a cama y rezad. Eso nunca falla.
Jorge: ¿Rezar?
Madre: Sí, eso de:
Cuatro esquinitas tiene mi CAJA
Cuatro albaranes que me acompañan…
Uno me da leche, otro me da lana…
Jorge: -apartando a la abuela- Papá, ¿no te habrás vuelto a quedar dormido en el teatro?
Ismael: No, no, no…, esto es otra cosa.
Margarita: Qué bien te conoce tu hijo. –a su hijo- Sí, como un tronco.
Ismael -intentando cambiar de tema-: Estamos hablando de esta caja con un elefante blanco. Es un misterio.
Leia –con declamación muy marcada-:” La sabiduría no está en entender el misterio, sino en aceptar que no se puede entender.”
Todos la miran sorprendidos. Silencio.
Jorge: ¡Qué bien habla mi niña! -le da un beso en la mejilla- ¿A que habla muy bien?
Ismael: Sí como los ángeles, pero esta caja…
Leia: “Donde el amor abunda, los ángeles sobrevuelan.”
Todos la vuelven a mirar. Otro silencio más largo.
Ismael: -tocando la frente a Leia- ¿Pero esta muchacha está bien?¿No se habrán pasado con la readaptación?
Leia: Adaptarse es vivir. readaptarse es vivir feliz.
Todos la vuelven a mirar. Otro silencio más largo.
Ismael: No para la tía. Jorgito hijo, no puedes desconectarla un ratito.
Leia:-mirando al padre desafiante y señalándole con el dedo-: La piedra que hoy lanzas contra mí, puedes ser la piedra con la que tropieces mañana.
Jorge aparta a Leia que se mantiene amenazante con el dedo extendido y ambos salen de escena hablando entre susurros. Margarita les acompaña consolándoles.
Ismael: Esto es para el que le cae.
Desde fuera de escena a gritos.
Leia: ¡Caerse está permitido, pero levantarse siempre es obligatorio!
IV
Madre -suspirando-: Esta caja me ha despertado tantos recuerdos.
Ismael: Ahora que se han ido los niños. Bueno, ¿qué?
Madre: ¿qué de que?
Ismael: ¿Que si la abrimos?
Madre: Yo ya tengo poco que perder, hijo. A mi edad…
Ismael: Pues venga ayúdeme, déjeme el cuchillo ese que siempre lleva escondido para dormir. –dice, mientras acerca una silla a la caja y se sube encima-.
Madre: ¿Y tú cómo sabes…? -Ismael extiende la mano sin dar más explicaciones y la madre después de dudar le da una caja-cuchillo que lleva escondido- ¡Vale!, ¡pero no la destroces!, abrela por arriba, siguiendo el adhesivo.
Ismael abre la caja y se ve un gran resplandor. Música celestial. Parece contener algo maravilloso. Ismael la contempla en silencio maravillado.
Madre –ansiosa-: ¿Qué? ¿Qué hay? Dime. Dime. Cuenta. Que me tienes en ascuas.
La luz se apaga.
Ismael -decepcionado-: Está vacía.
Madre: ¿Cómo? ¿Cómo vacía? Tú estás tonto. Mira bien. Algo habrá. La caja es enorme.
Ismael: No hay nada.
Madre: Algo tiene que haber, es un envío del elefante blanco. Siempre hay algo. Aunque sea un gato medio muerto.
Ismael: Acérqueme esa caja de luz. Estoy deslumbrado y no veo nada. – Jorge mira dentro, moviendo la luz a un lado y a otro- Nada, no hay nada.
Madre: ¡Vuelcalá! Y déjame mirar. Que no sabéis buscar nada–.
Jorge la vuelca, y la abuela se mete a gatas dentro de la caja.
V
Llega Margarita
Margarita: ¡Se puede saber qué haces ahí de pié, sobre la silla, con la lámpara en la mano y montando todo este escándalo!¡Estamos todos asustados y tú aquí haciendo el ganso!
Ismael: Veras… es que…
Margarita: ¡Basta ya!, estoy harta, no puede una ni descansar en su casa, claro, como tú ya vienes dormido del teatro…-Gritando horrorizada- ¡Has abierto la caja! ¡Has abierto la caja!
Entran Jorge y Leia
Jorge: ¡Mamá, mamá! ¿Qué pasa? ¿Qué es todo esto? ¿No os conmueve mi imposibilidad para conciliar el sueño? He de despertar temprano para mi sesión de spinim. Y os recuerdo que el agotamiento físico en el que me hallo repercutirá negativamente en el rendimiento para con mis obligaciones profesionales.
Leia: La libertad de cada individuo acaba donde empiezan los derechos de los demás.
Margarita: El imbécil de tu padre ha abierto la caja del elefante blanco.
Jorge: Las cajas no se abren, mamá. Lo dice la ley.
Margarita: Eso explicaselo a tu padre.
Jorge: Papá, las cajas no se abren. Lo dice la ley.
Leia -siempre grandilocuente-: La ley es el alma del estado.
Margarita: Es el fin. Nos has destrozado la vida. Ahora vendrán para llevarnos a readaptación.
Leia: Adaptarse es sobrevivir, y readaptarse, vivir feliz.
Se oyen unas sirenas.
Ismael: No nos pongamos nerviosos. Todavía tenemos unos minutos antes de que lleguen.
Margarita: Es verdad. Vamos a avisar a la abuela.
Todos menos Ismael salen de escena.
VI
Ismael se queda disimulando en lo que se van y toca con los nudillos cerrados la caja caída.
Ismael: Abuela, abuela, -susurra.
Madre: Mira, lo que había en caja –dice saliendo a rastras de la caja y mostrándole a Jorge un extraño artilugio.
Ismael: Nos tenemos que largar. Ya vienen. ¿Y qué es esto?
Madre: Es una boquilla para fumar bajo la lluvia. Mi marido tenía una… son del momento de más apogeo de nuestra civilización.
Ismael: Bajo la lluvia…Pero si nunca llueve...-nervioso- Muy bien lo que usted diga, pero no podemos perder más tiempo.
Madre: -muy tranquila- Eran muy prácticas, ¿sabes? Pipas para fumar bajo la lluvia. Lástima que ahora esté prohibido fumar y que, con lo del cambio climático, nunca llueva… pero no me negarás que es un gran invento y de una gran belleza además.
Ismael: -Irónico- Una preciosidad. Pero señora, ¿no ha oído las sirenas? En unos minutos…Tenemos que huir, nos van a readaptar y luego…
Madre: ¿Huir? -se ríe y mira con nostalgia la pipa-. Como si todavía fuese posible huir. Si ni siquiera se puede fumar, ¿cómo crees tú que se va a poder huir? -con una risa amarga-.Huir, dice.
Ismael comprende que la huida es inutil y se sienta, al lado de la abuela, abatido.
Ismael: ¿Y está segura que no había nada más?
Madre: Te parece poco. Es un OBJETO REAL. ¿Acaso había vuelto a ver alguno?
Ismael: La verdad es que no. Hace muchos años que no. El gobierno se empleó a fondo para que no quedara en todo el planeta ni un solo OBJETO REAL.
Madre: ¿empelarse a fondo? Fue una escabechina. Después de la Convención de Taiwan la posesión de OBJETOS REALES se convirtió en el peor de los delitos. Si te pillaban con uno ibas directo a readaptación.
Ismael: Y readaptaron a millones… ¿Y no has encontrado nada más?
Madre: Nada. -mirando la pipa-. Me recuerda tanto a mi marido…
Ismael: Déjeme echar un vistazo… -se mete en la caja, palpando por todos lados-, -vacía-, la vuelve a poner de pie, mira por el suelo, la vuelve a volcar, se mete dentro…
Llega Margarita.
VII
Margarita: ¿Se puede saber qué haces aquí, mamá? Llevamos un rato buscándote. Nos tenemos que ir. Ya vienen.
Madre: ¡Ay!, hija, la emoción de la caja, me ha traído tantos recuerdos…
Margarita: ¡Ay!, pero, pero… si se mueve… ¡Madre!, ¡mire, mire… un pie, otro… unos pantalones de pijama… ¡ ¡Un….. mamarracho!
Ismael: ¡Margarita!
Margarita:¿Se puede saber qué haces ahí dentro! ¡Menudo susto me has dado!
Ismael: Yo… tu madre… yo…
Margarita: ¡¿Estás buscando dentro de la caja?! ¡Ay, qué horror! ¡Esto es lo último que me quedaba por ver! ¡Que no se enteren los niños!
Ismael: No son niños, los dos tienen pelos en los…
Margarita: ¡Ismael!, basta de ordinarieces… ¡Ay!, la caja, abierta… y ahora encima buscando dentro. ¿Y cómo vamos a explicar esto? Nos detendrán, nos expulsaran de Smart City, no podremos seguir participando en los proyectos de transición verde y digital…
Ismael: Margarita, no llores, tranquilízate… mira, en la caja no había más que una boquilla para fumar bajo la lluvia.
Margarita: Pero si no llueve nunca…¡Un objeto real!, ¡un objeto agresivo y real! Aparta eso de mí.
Madre: Mujer, real, sí, pero agresivo. Lo que se dice agresivo.
Margarita: Vamos a ir directos a readaptación. Directos. ¿qué pasa? ¿Que esta noche os habéis propuesto infringir todas las leyes?. ¿Todas?
Ismael: -guiñando un ojo a la madre- Y espera, que ahora tu madre se va a encender la pipa.
Margarita: ¡A vosotros todo os un importa un rábano! ¿No? Seremos expulsados, nunca más habrá cajas en nuestro salón, en nuestro dormitorio, en nuestro verde jardín, nos dejarán allá afuera, entre las bestias del campo, donde solo hay hierbas para comer, y espinas, y abrojos.
Ismael: ¿Abrojos? -mirando a la madre-¿De verdad ha dicho abrojos?
Margarita: ¡Imbécil!
Ismael: Margarita, no te pongas así, es un objeto inofensivo, mira, si quieres volvemos a meterla en la caja, le colocamos bien la cinta adhesiva, y como nueva. Y aquí no ha pasado nada.
Margarita: Tú eres imbécil, no sabes que cada vez que se rompe el precinto de una caja salta la alarma en la central. Los de readaptación ya estarán de camino.
Madre: Pero esta caja es de las antiguas. Y estas todavía no tienen implantado el microchip.
Margarita -a Ismael-: ¿eso es verdad?
Ismael: Puede ser. Por intentarlo nada se pierde. La cerramos y punto.
Margarita: ¿podemos hacer eso? ¿así de fácil? ¿Y las sirenas?
Ismael: Siempre suenan sirenas.
Margarita: Está bien. Madre, deme el chisme ese.
Madre: ¡Ah!, no, eso ni pensarlo… la boquilla me la quedo, que me recuerda mucho a tu padre…
Margarita: ¡Madre!, que nos echan, que me veo vagando por la estepa extremeña detrás de un rebaño de borregas.
Ismael: Tal vez podríamos quedárnosla… total, la caja es muy grande, quizás llevara dentro más cosas y la gente las ha ido cogiendo hasta que solo ha quedado una misera boquilla de fumar bajo la lluvia…
Madre: ¡Seguro que ha pasado eso! ¿Quién iba a meter dentro de una caja tan grande solo una boquilla de fumar bajo la lluvia?
Ismael: ¡Nos la quedamos!, no se hable más… abuela, póngala encima de la caja del televisor, que es el lugar más elegante de la casa.
Margarita: ¿Y para qué demonios la queréis si ya nunca llueve?
Madre: ¡Mañana mismo le hago un pañito de croché para ponerla encima!
Margarita: Estáis locos. ¡Vamos a la ruina!, ¡No podemos dejar eso ahí a la vista!, tendréis que esconderlo. Si entran los niños, si viene cualquier vecino y ve la boquilla estamos readaptados.
Ismael: Tengo una idea. ¡La meteremos en una caja!
Madre: Hija, Tráeme la caja de cerillas.
Margarita: Madre, ¿qué va a hacer? ¿no irá a fumar ahora?
Madre: No, hija, nooo… voy a meter la caja de cerillas dentro de la caja y tú, Jorge, vuelve a pegar la cinta, que no se note nada.
Jorge lleva a cabo todas las operaciones, pone la caja de pie y se sacude las manos, satisfecho.
Margarita: ¿Pero para qué? ¿Vosotros estáis seguros de lo que hacéis?
Ismael: Esto ya está. Y aquí no ha pasado nada. Hala, ya nos podemos ir a dormir.
Margarita -dudando-: No sé por qué… pero presiento que este plan tiene algún detallito por pulir.
Suena el timbre de la puerta.
VIII
Madre: ¿Y cómo se pueden haber enterado?
Margarita: Lo sabía. Lo sabía. Lo sabía. Si esto no podía salir bien.
Ismael: Esperad un momento. No abráis la puerta todavía. Vamos a contar todos la misma historia para no caer en contradicciones.
Madre: Lo que quieras. Pero yo la pipa me la quedo, ¿eh?
Ismael: Vamos a contarles…
Entran Jorge y Leia acompañando a dos policias-repartidores.
Jorge: Mamá, tenemos visita, estos señores tan simpáticos quieren hablar con vosotros.
Leia: -repelente- A las visitas siempre se les invita.
Ismael: Perdonen a la niña. Es readaptada, ¿saben ustedes?
Margarita: ¿Y a qué debemos este placer tan inesperado?
Policia 1: -consultando una tablet- Violación del articulo 1 barra 3 apartado 3457.
Ismael: ¿Artículo 1? ¿Articulo 1?... Ahora mismo no caigo si me pudiera ayudar . ¿Qué dice el articulo 1? Mis conocimientos jurídicos son limitados y…
Policia 2: Cito textualmente “Articulo 1: Prohibido abrir cajas.”
Ismael: Me suena. me suena. ¿y el barra 3?
Policia 2: El barra 3 se refiere a la apertura de cajas pequeñas.
Policia 1: Y por no alargar el tema. Y el apartado 3457 se refiere en particular al delito de apertura de cajas de cerillas.
Margarita: Lo sabía. Lo sabía. Lo sabía…
Ismael: -dándose cuenta de la metedura de pata- ¡la caja de cerillas!
Margarita: -imitando a Ismael. Hala pues ya nos podemos ir a dormir…. ¡Inutil!
Leia: ¡Dadme una cerilla de apoyo y quemaré el mundo!
Jorge- a Leia-: ¿Estás segura de que eso es así?
Policia 2: -Ignorando a los niños-.Tenemos la certeza de que en este domicilio se ha abierto una caja de cerillas.
Policia 1: Por su bien es mejor que colaboren. No agraven más las cosas. El delito por ahora no es de excesiva gravedad y sin antecedentes…¿Dónde está la caja de cerillas profanada?
Todos apuntan a la caja del elefante blanco.
Policia 2: -irritado- Un poco grande para ser una caja de cerillas.¿No les parece?
Policia 1: No nos gustan las bromas. Odiamos las bromas. Nuestro trabajo es odiar las bromas y los chistes y…
Madre: Verán ustedes, se van a reír cuando se lo explique…
Margarita: Mamá, No digas nada.
Madre: No tengo miedo.
Policia 2: Violación del articulo 37 barra 103 apartado 3447.
Madre: ¿Y ahora qué he hecho?
Policía 1: Prohibido no tener miedo.
Madre: ¡Vaya! Bueno… pues la caja de cerillas está dentro.
Policía 1: Una caja dentro de otra caja. Esto se pone feo.
Policia 2: Violación del articulo 2 barra 2 apartado 37.
Madre: Verán ustedes, es que cuando llegó la caja del elefante blanco....
Policia 2: Violación del articulo 2 barra 6 apartado 37.
Policía 1: Posesión de cajas ilegales.
Madre: La abrimos y encontramos mi pipa de agua.
Policía 1: ¿Pipa de agua? Pero si no llueve desde hace 50 años…-En modo pánico- ¡Posesión de objetos reales! ¡Posesión de objetos reales! ¡Posesión de objetos reales!...
Suena Alarma. Luces rojas
Policia 2: Violación del articulo 2 barra 2 apartado 37. Violación del articulo 3 barra 7 apartado 37. Violación del articulo 7 barra 2 apartado 57…
Los policías siguen como bloqueados recitando violaciones hasta nuevo aviso.
IX
Suena música de desfile militar. Entra el general de todos los ejércitos de repartidores. Los policías al verle se cuadran. Todos hacen exageradas reverencias al general.
General: ¡Descansen!
Policía 1: Ilustrísima excelencia
Policía 2. Excelentisíma y Honorable señoría
Policía 1: Ilustrísisíma y honorabilísima excelencia
Policía 2: …
Con un leve gesto de mano les manda callar. Alguien trae un atril y general se apoya en él, comienza el mitin. Los dos policías reparten banderitas a los mienbros de la familia y después le flanquean por detrás. El resto de la familia hace de público.
General: Amado pueblo, no os voy a mentir. La situación es desesperada. Un grupo terrorista está intentando poner en peligro nuestra actual forma de vida. Un estilo de vida, que sin ser perfecto, la historia se ha empeñado en demostrar que es el mejor.
Aplausos de los policías que hacen de clá. El resto aplaude sin muchas ganas.
General: Sabemos que un comando del Elefante Balanco intenta introducir un objeto real en nuestro mundo. Un objeto que podría desatar una reacción en cadena capaz de destruir nuestra amada sociedad tal y como hoy la conocemos. ¡Pero el estado es fuerte y no va a ceder a sus chantajes!
Aplausos de los policías que hacen de clá. El resto aplaude sin muchas ganas.
General: El destino ha puesto sobre nuestros hombros una pesada carga. Nosotros estamos preparados y tengo la seguridad de que todos juntos encontraremos la forma de vencer y de convencer. Yes. We can. Yes we can.
Aplausos de los policías que hacen de clá. El resto aplaude sin muchas ganas.
Alguien se lleva el atril.
Los niños y Margarita corean “Yes, we can.”
General : Bueno, pues esto ya está. Ahora por su seguridad abandonen el recinto y dejen trabajar a los artificieros.
La familia se larga.
X
General:(a los policias). Ahora les toca a ustedes. Es absolutamente necesario que encuentren y destruyan ese objeto aniquilador.
Policía 1: ¿Tan grave es el asunto? Pero si por lo visto, es un objeto insignificante. Una pequeña pipa para fumar bajo la lluvia.
General: Pero si nunca llueve… No hay objetos inofensivos. ¿Les tengo que recordar lo que ocurrió hace dos años en Brasil?
Policía 1: En Brasil ganó la izquierda, ¿no?
General: No, peor, hace dos años apareció un objeto real en Salvador de Bahía. Era un pequeño e insignificante llavero de Mini Mouse. Las autoridades pensaron que era un objeto divertido, incluso simpático, dijeron. Y no le dieron más importancia. Craso error.
Policía 2: Mickey Mouse era un ratón que hablaba. Raro, raro…Yo hubiera sospechado.
Policía 1: El general ha dicho Mini Mouse, la del lacito de lunares. No, Mickey Mouse. Mini era su novia.
Policía 2: Si llevaba el apellido Mouse sería su esposa, ¿no?
General: ¡Basta! El caso es que en unos días ese SIMPÁTICO E INOFENSIVO llavero hizo desaparecer todo el continente sudamericano. ¿Se dan cuenta de la gravedad del asunto que tenemos entre manos?
Policía 2: De acuerdo. De acuerdo. Pero, ¿por qué nosotros? Antes ha dicho que lo haríamos todos juntos.
General: Es una forma de hablar al pueblo, hombre. Sé que no dudarán en poner sus vidas al servicio de la patria si esto fuera necesario.
Policía 2: Claro, claro…
Policía 1 (policía 2): Mejor entra tú. Entra tú que yo tengo un ojo vago.
Policía 2 (policía 1): ¿Yo? Y Yo me muerdo las uñas, no te fastidia …. Mira, mejor nos lo jugamos al gato.
Policía 1 y 2 se juegan quien entra en la caja a “gato vivo, gato muerto, gato zombie”. Una variante del piedra-papel- tijera.
Pierde el policía 1 y entra en la caja a regañadientes.
Policía 1 -desde dentro de la caja-: ¡Esto está muy oscuro! ¿Se puede saber que estoy buscando?
Policía 2: Una caja de cerillas.
Policía 1 -grito de una caida muy larga-: Ahhhhh…
Policía 2: ¡¿hola?! ¡¿hola?!
General: Será mejor que entres a echarle una mano.
Entra el policía 2 sin muchas ganas.
Policía 2 -desde dentro-: Pues por dentro la caja parece mucho más grande.-grito de una caída muy larga-: Ahhhhh…
General: ¿¡Hola!? ¿¡Hola!?¡Qué desastre! Estoy rodeado de ineptos.
El General pasea a un lado y otro sin saber qué hacer. Alguién vuelve a traer un atril.
General -a gritos-: Amado Pueblo, acudid raudos, acudid a la llamada de la patria, la democracia os necesita. Necesitamos héroes. ¡I want you! ¡I want you! ¡I want you! ….
XI
Entra toda la familia.
Madre: ¿Qué dice este hombre?
Margarita: Qué nos quiere. Que nos quiere.
Madre: ¡Mira que salao!
Ismael: ¿Que nos quiere? Que nos quiere mandar algo.
Leia: Nadie debería obedecer a los que no tienen derecho a mandar.
Ignorando a Leia.
Jorge: ¿Y los policías?
General: Se han marchado.
Jorge: ¡Qué pena! Me hubiera gustado despedirme. La empatía empezaba a crecer entre nosotros como una frondosa enredadera.
General: Se han marchado para siempre.
Leia -a Jorge-: No llores porque terminó, sonríe porque sucedió.
General: Necesito un voluntario para entrar en la caja y buscar la maldita caja de cerillas. Y lo necesito ahora.
Madre: ¿Y por qué no entra usted? Tío listo.
General: Ya me gustaría a mí, pero alguien tiene que asumir el mando y coordinar todas las operaciones.
Madre: Voy a entrar yo, que no sabéis buscar nada.
Entra la madre.
Madre -desde dentro-: Aquí hace mucho tiempo que nadie pasa la mopa. -grito de caída- ahhhhhhh
Margarita: ¿Mamá estás bien?¿mamá?
Margarita entra en la caja
Margarita -desde dentro y asomando el culo-: Me he quedado atorada. Ismael échame una mano. ¿O ya te has vuelto a quedar dormido?
Ismael: Al final siempre me toca a mí.
Ismael empuja el culo de Margarita y entran los dos. l
Se oyen los gritos de Ismael y Margarita cayendo por un precipicio.
Jorge: Leia tú quédate aquí, voy a entrar a buscar a mis padres.
Grito de caída.
Solo quedan en escena el general y Leia.
XII
General: Parece que el destino ha sido caprichoso y te ha elegido a ti para ser la salvadora del mundo. El mundo necesita un héroe.
Leia: Enséñame un héroe y te escribiré una tragedia.
General- murmurando para sí.: Esto no va ha ser tan fácil. Se me olvidaba que es readaptada.
Leia: Adaptarse es sobrevivir, readaptarse vivir feliz.
General: Sí, bonita, sí. Pero el caso es que alguien tiene que entrar dentro de la caja y solo quedamos tú y yo.
Leia: Yo soy tú, tú eres yo. somos solo uno.
General: ¡Esto es un infierno!
Leia: ¿Y si este mundo solo fuera el infierno de otro planeta?
General: Si quieres hacer algo bien…
El general desesperado se mete en la caja y se oye el grito del general cayendo.
Leia no se inmuta. Después con parsimonia cierra la caja. Y se quita la ropa -se ve que lleva una camiseta del elefante blancodebajo-. Coge un teléfono y llama.
Leia -con voz totalmente diferente-: La misión se ha cumplido con éxito el vórtice está abierto y funcionando.
Leia: Sí, estoy segura.
Leia: Sí, segura al cien por cien.
Leia: Está empezando a llover.
FIN
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