Nuestra familia parte 20
Emilio decidió no decirle nada a Nuria respecto a lo que se enteró de Roberto. Pensaba que era lo mejor para ella. Con el dinero que ganaba en la purificadora arregló el taller, vendiéndolo junto con la casa.
Dos meses después, la parejilla por fin se estaba decidiendo a tener sexo. Era un tema que ninguno de los dos tocaba. Emilio se moría de ganas de estar con Nuria, pero no la quería presionar.
Un sábado por la noche salió a verla. Quería aprovechar que le tocaba guardia en el hotel toda la noche. Era su oportunidad.
- ¿Hay una habitación para mí? – pregunta Emilio en recepción.
- ¿Para cuantas personas? – le responde Nuria.
-Para mi novia y para mí.
- ¿Quieres una habitación para los dos?
Le dijo a Jacinta, una trabajadora el hotel que la cubriera.
Pasaron a una habitación del hotel, Emilio se la comía a besos. Se despojaron de sus prendas y pasaron a la cama. Nuria era inexperta en el sexo, se dejó llevar por Emilio.
-Te amo – le dijo mientras la penetraba.
Nuria respondía besándolo.
-Ah – gimió – me estoy viniendo.
Emilio pretendía correrse afuera, pero ella le dijo que no.
-Hazlo adentro – dijo Nuria con la respiración entrecortada.
Emilio no aguantó más y sin sacarlo, se vino adentro.
Descansó en su pecho mientras recapacitaba después de haber tenido una eyaculación dentro de ella.
Así fueron varias noches, aprovechaban que Nuria tenía acceso al hotel para tener sexo.
Dos meses más tarde, Emilio logra vender el taller de su papá junto con la casa. Era la oportunidad perfecta para tener su propio negocio.
Con los conocimientos que tenía de su carrera, administración de empresas, abrió una purificadora, pero no podía dejar de ayudar a las dos personas que lo apoyaron en momentos complicados.
Gaby y Ramiro rentaban el local en el que tenían la purificadora. Un día sin dar explicaciones, el dueño de los locales solicitó que los desalojaran. Emilio estuvo presente, vio cómo Gaby se arrodillaba ente ese hombre para que los dejara trabajar.
Visitó a Gaby y Ramiro en su casa. Les tenía un ofrecimiento.
- ¿Y Gaby? – preguntó Emilio a Ramiro.
-Está muy triste, no hemos conseguido un local para poner una purificadora.
-Les tengo una propuesta.
- ¿Cuál? – cuestiona Ramiro.
-Pero es con los dos.
Ramiro le dijo a Gaby que estaba en el cuarto.
-Ay Emilio. Qué pena que me veas así.
-Vine a ofrecerles algo.
- ¿Que? – pregunta Ramiro.
-Vendí el taller y la casa de mis papás a una amiga de Nuria. Tengo el dinero para poder levantar una purificadora, hay dos locales disponibles en el mercado que está cerca de la casa en la que vivimos ahora. Quiero que ustedes seas mis socios y trabajen conmigo.
Gaby no respondió nada, solamente lloró como magdalena.
Continuará…
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