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Mi casa de campo.
Aquel había sido un invierno de muy bajas temperaturas, pero, de igual forma quise pasar un fin de semana en mi casa de campo, allí me sentía a gusto con el hogar encendido y con mi fiel compañero Tobías, mi perro.
La ciudad no tenía atractivos para mí desde que Manuel me dejara por aquella muchachita llena de pecas que parecía su hija y se había marchado lejos.
Manuel era mi esposo, un hombre bastante raro, tenía la costumbre de encerrarse en la casa por días, era escritor, para luego de transcurrido cierto tiempo salir y volver tras haber publicado alguno de sus cuentos.
Le agradaba escribir cuentos de terror y con él aprendí a compenetrarme con ese tipo de lectura hasta el punto en que yo también quise escribir.
Comencé a comportarme igual que él. Solía encerrarme en la casa por días con mi computadora y casi sin querer, tenía escrita una novela de terror que se publicó más pronto de lo que había pensado y con la cual, al venderse casi en su totalidad, tuve buenas ganancias y como no despilfarro el dinero pude guardarlo en mi cuenta bancaria por si llegaban tiempos difíciles.
A Manuel no le agradó mi nueva profesión, pensaba que no tenía talento y que la gente creería que le copiaba a él.
Eso me molestó mucho y le dije que no iba a dejar de escribir ahora que había encontrado mi verdadera vocación.
Lo vi al marcharse en su coche en compañía de su secretaria, aquella pelirroja llena de pecas, reían como dos adolescentes olvidándose del dolor que me causaba todo aquello.
Traté de seguir con mi vida, comencé a interesarme por otros escritores, concurría a charlas en las que aprendí mucho, yo apenas empezaba a pesar de haber escrito y publicado una novela.
En uno de esos talleres conocí a Miguel, un escritor de novelas de misterio y nos hicimos amigos de inmediato, era un hombre sumamente agradable y comenzamos a salir juntos, él escribía lo suyo y yo lo mía y nos iba muy bien.
Le dije que tenía una casita en el campo y le pregunté si quería conocerla a pesar de ser invierno, sé que la pasaríamos muy bien tiene todos los adelantos modernos y una estufa a leña impresionante.
Quedamos en encontrarnos en la casa a última hora debido a que a pesar de ser sábado los dos trabajábamos y era difícil estar antes.
Pero como dicen que el hombre propone y Dios dispone, ese sábado salí un poco antes y al llegar a la casa de campo tuve la sorpresa de mi vida, Manuel y su flamante novia se habían adelantado y estaban disfrutando de la estufa muy acurrucados.
La sonrisa irónica de aquella muchacha me sacó de mis cabales, les dije que se fueran, que aquella era mi casa, pero Manuel me dijo que era de él también y que tenía el mismo derecho a quedarse que yo.
Traté de tranquilizarme, pero, tanta ironía, me cegaron, entré al dormitorio y saqué del ropero una pistola que había sido de mi padre y los amenacé, se rieron de mí diciéndome que no sabría cómo usarla y que ellos eran dos y yo sólo una… El disparo le dio a Manuel en la cabeza, pero, Greta, su novia no tuvo tanta suerte, a pesar de correr como una liebre la perseguí y como por supuesto la casa y sus alrededores me eran conocidos, la encontré en el fondo, junto al aljibe…
Un pequeño empujoncito y … lástima que ya no se va a poder sacar agua, pero como dije antes la casa está equipada con todos los adelantos modernos y desde hace algún tiempo, agua potable.
En unas horas va a llegar Miguel, debo apresurarme, el cuerpo de Manuel irá a parar junto al de Greta, no sería justo separarlos después de muertos. Pero, antes tendría que cocinar y como por aquellos lugares los sábados estaba todo cerrado tuve que ingeniarme para hacer una sabrosa comida.
Al fin, luego de haber limpiado todo preparé un delicioso estofado de carne con papas y boniatos, descorché una botella de vino y esperé a Miguel.
De más está decir que antes de poner los trozos de Miguel en el aljibe junto a su novia, aunque parezca mentira, no sentí nada, tengo un cuchillo eléctrico, por suerte.
Miguel llegó más tarde de lo previsto y eso me dio tiempo, todo estaba pronto cuando llegó, nos sentamos a saborear la rica cena, la cual elogió por su sabor y el vino tinto que tenía un color rojo inigualable y según él mismo, un cuerpo especial que lo hacía único.
Esa fue una hermosa noche, estrellada y a pesar del frío, salimos a caminar junto a Tobías que no quería dejar la casa y lloraba junto al aljibe.
Esto le pareció raro a Miguel, pero, le dije que era debido a que extrañaba y por eso ni siquiera había comido los huesos que le di.
Tanto lloró Tobías al lado del aljibe que Miguel decidió ir a ver cuál era el motivo… Lo siento por él, no podía dejar que descubriera los cadáveres, eso terminaría con mi flamante carrera y tuve que… bueno, ya lo saben, deshacerme de su cuerpo también…
¿Qué puedo decirles? Pronto escribiré una nueva novela y espero que sea tan exitosa como la primera.
Puse en venta mi casa de campo, llegué a la conclusión de que está apartada de cualquier comercio, allí no hay ni un supermercado y no es fácil conseguir carne…
Ahora estoy sola, sin perro, sin marido, sin novio, pero creo que tengo un don muy especial, he aprendido a cocinar claro que jamás escribiré recetas, no creo que la gente común lo entienda, jajajajaja

Omenia

Texto agregado el 22-04-2022, y leído por 99 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
23-04-2022 Mirá vos, aparte de haber escrito un texto que me fascinó, me hizo recordar otro que tengo escrito hace años y nunca me animé a publicar, jajajaa...Te lo dedicaré. MujerDiosa
23-04-2022 Que buen relato, querida. Describes tan bien las situaciones que parece que se pueden ver sus imágenes, lo cual me encanta. Solo no me gustó que Tobías también fuese una víctima en la historia. En cuanto a las recetas de cocina, deben tener un sabor bastante peculiar. Destaco tu creatividad también, cómo no. Gracias. gsap
22-04-2022 Muy buen relato. Si te soy sincero, por un momento pensé que la escritora le daría de cena a Miguel el cuerpo crístico de Manuel, lo que iba en tono con la maléfica e innatural tranquilidad narrativa de escritora-sociópata. Pero para gustos los colores. Tienes una forma de narrar de la que tengo mucho que aprender. Saludos. ValentinoHND
22-04-2022 — Excelente narración de encuentros y desencuentros entre amantes de la escritura. Hasta poco antes del encuentro en la casita de campo de la escritora con su nuevo escritor de novelas de misterio yo ya estaba queriendo ser el que estuviera en lugar de Miguel, pero de ahí para adelante se me qiuitaron esas ganas por completo y preferí irme a la cocina a preparar un rico estofado. —Un abrazo desde la distancia. vicenterreramarquez
 
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