Hola, desde universitario he tenido la convicción de que romanticismo vs pragmatismo, el segundo es mejor. Y mi siguiente narración lo demuestra:
Mi prima Elsa y yo fuimos desde pequeños criados por nuestra abuelita materna, debido a que nuestras madres trabajaban. Nos queremos como hermanos, a pesar de nuestras diferencias, yo soy práctico, bueno para las matemáticas, por eso soy ingeniero. En cambio, ella es amante de la poesía, romántica a más no poder. Anda de novia con Roque, joven guapo y simpático al que ha idealizado. El tal Roque se peló a USA. Yo lo comprendo ya que las gringas de ojos azules son muy guapas.
Esta traición de su novio, Elsa lo agarró a lo trágico y parodiando a “Las desventuras del joven Werther” de Goethe quiso suicidarse por amor. Se consiguió dos frascos de pastillas “Valium”. A Dios gracias me sospeché lo anterior y le confisqué el medicamento. Tuve una conversación seria con ella:
—No seas pendeja, hombres sobran.
—Es que lo quiero tanto.
—¡Pura madre! Sabes, mejor cásate con el viejo Germán, ese cabròn explotador de sus empleados y tranza. Esta adornado con una fortuna multimillonaria y anda derrapando por ti. Total, si no estas a gusto, le das su agüita (yo te ayudo) y quedas rellena de lana, así ya rica conseguirás galanes mejor que el tal Roque.
Por fortuna, el pragmatismo triunfó. El viejo floculó (no les digo como le hicimos pues no queremos levantar falsas esperanzas). El cardiólogo (después de una suma millonaria) firmó el certificado de defunción. De inmediato lo cremamos (por si las flies) y tan tan.
Ahora el problema es que la viuda quiere meterse de monja. La verdad confieso que no comprendo a las mujeres.
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