Nuestra familia parte 16

La salud de Domingo fue empeorando. Se tardaba en entregar los automóviles. El taller lo descuidó.
Nuria le dijo a Emilio que había renunciado a la universidad.
-Ay Nuria, desde que llegué a tu vida lo único que has tenido son problemas.
-No digas eso. Los problemas siempre los he tenido. Ese cabrón me escuchó.
-Eso no cambia las cosas. Yo siempre traigo la desgracia – dijo Emilio - sabes, busca a alguien que te dé la vida que te mereces. Yo soy un pobre diablo, desgraciado que no tiene nada.
-Eso no es verdad.
- ¡Míranos, Nuria! No tenemos nada. Yo no tengo con qué mantenerte. Ahora, no tienes trabajo por mi culpa.
-No digas eso. Tu eres lo único que tengo – dijo llorando - Yo quisiera lo que tú tienes en casa. Clara y Domingo no se parecen en nada a lo que yo tenía en casa. Yo dejé todo por ti y ¿sabes qué? Lo haría otra vez porque que eres lo mejor que he tenido en la vida. Y no me importaría quedarme sin nada, pero te tengo a ti. Dejaría todo por ti, sin importar nada.
Nuria subió al cuarto. Se encerró a llorar.
Más tarde, Emilio subió al cuarto. Estaba dolido por las palabras que le dijo a su novia.
-Amor, perdón, me comporté como un patán.
-Está bien – dijo ella un poco más tranquila.
-Ven. Vamos sentarnos.
Emilio la llevó a la sala.
-Han sido muchas cosas – dijo ella.
-Lo sé. Saldremos adelante juntos.
Y es que eso de “saldremos adelante juntos” no se compararía en nada con todo lo que tendrían que vivir.
Visitaron a Clara y Domingo, ahí Nuria comenzaría a cargar con una culpa.
-Veo cansado a tu papá. Ayer no se levantó para nada de la cama.
- ¿Está enfermo? – pregunta Emilio.
-No lo sé. Estoy preocupada por él.
-Lo voy a llevar al médico.
Nuria sentía culpa porque ella sabía lo que pasaba con Domingo. Aquella noche, de regreso a casa, Nuria vio que su hermano Gonzalo se besaba con alguien, primero pensó que se trataba de una chica, pero su sorpresa fue que se besaba con un chico. Nuria se sorprendió de lo que vio. Nunca había visto a su hermano en una situación así.

Emilio frecuentó a sus padres, estaba preocupado por Domingo. Aquel martes, Emilio se pasó por el tianguis en el que vio a la mamá de Nuria vendiendo ropa.
-Señora ¿Qué precio tiene esa blusa?
- ¿Cual? – pregunta Julieta.
-Esa, señora, esa.
- ¿Ésta? – Julieta pregunta confundida.
-No, señora, la otra – dijo desesperada la clienta.
-Perdón es que no la veo – Julieta se disculpa.
Minutos más tarde, llegó Roberto.
- ¿Qué quiere? – pregunta Roberto muy agresivo.
-Le digo a la señora que esa blusa.
- ¡Quítate! – le grita a Julieta.
- ¿Que otra? – pregunta de mala gana - ¡Muévete! atiende a las otras personas – le grita Roberto a Julieta.
Los clientes al ver esa actitud prefirieron irse.

En la casa, Emilio le dijo lo que vio.
-Vi a tu mamá.
-Qué bien – respondió sin interés.
-Estaba vendiendo en el tianguis. No se daba abasto con todo. Tu papá llegó y le gritó muy feo. Me dio mucha tristeza.
-Ella eligió esa vida – Nuria respondió seria, fría.
Emilio decidió no tocar el tema.
Nuria estaba desesperada porque el dinero se le terminaba y no encontraba trabajo.

Continuará…