Nuestra familia parte 14
Nuria comienza a buscar casa, piensa que el muerto y el arrimado, a los tres días apesta. Encontró una renta muy económica pero lejos de la escuela. Clara pensaba que era lo correcto, pero tampoco quería dejar a la pareja sola.
Es una casa amplia de la sala y el comedor, cocina. Arriba tenía cuatro recámaras, un baño completo en el cuarto más grande de arriba y un medio baño abajo. Un patio y estacionamiento. La verdad es que era una ganga.
- ¿No crees que es una casa muy grande? – Emilio estaba preocupado por el costo de la renta.
-Tranquilo, todo estará bien.
Era el sueño de Nuria, tener su casa, la que sería su nido de amor. Nada podía joderlo ¿o sí?
El lunes por la noche, al salir de la escuela, Enrique los vio juntos tomados de la mano saliendo de la universidad. No se necesita tanta ciencia para adivinar que ellos dos tienen una relación.
Enrique enfureció al verlos juntos. Estaba molesto, pero ¿por qué? Si él mismo la mandó a volar con aquella rubia exuberante. Enrique se daba cuenta que ellos se iban juntos todos los días. La secretaria le confirmó el romance entre la maestra y el alumno, Enrique se puso muy celoso. Se preguntaba ¿Cómo ese mocoso era más hombre que él?
Los meses pasaron y en el semestre, Emilio comenzó a tener fallas en la universidad lo que sorprende a los maestros de su carrera. Enrique no podía quedarse con los brazos cruzados, aquella rubia le vio la cara con otro. Se sentía como un tonto. Se desquitó con la persona equivocada. Enrique pasó la voz entre los alumnos de la carrera de pedagogía diciendo que estaba mal que los maestros mantuvieran una relación con el alumnado. Algunos alumnos decían que era por ardido, otros pensaban que tenía razón al decir que era una falta a la moral.
El rumor llegó a oídos de la directora quien estaba molesta por los rumores que comenzaban a expandirse por toda la carrera.
Todo aquel cuento de amor comenzaba a derrumbarse para Nuria, todo se complicaría por los celos y un inmaduro que no puede soportar la felicidad del otro.
Mientras que para Nuria vendrían problemas, Gonzalo su hermano también tendría problemas. Todo comenzó con una tos que se fue complicando. Por las noches tenía ataques de tos severos. Roberto pensaba que era un exagerado y que no era de gravedad hasta que fue al médico.
-Tengo cita con el doctor Medina – menciona Gonzalo con dificultad.
-Claro, deje aquí su carnet y yo le aviso cuando sea su turno – le dijo la enfermera.
Pasaron veinte minutos para que pudiera pasar a consulta.
Medina lo observó y de inmediato se dio cuenta cuál era problema de Gonzalo.
- ¿Gonzalo Escalante? - pregunta Medina.
-Sí – responde Julieta.
-Y bien ¿Qué te sucede?
-Tengo gripe.
-Comprendo.
-Tiene varios días así – Julieta habla.
-Te vamos a revisar.
Medina lo examinó en la parte trasera del consultorio en la que se metió Julieta. Medina revisó los pulmones de Gonzalo, revisó otras cosas. Con su experiencia fue suficiente para saber el problema, pero solicitó estudios.
-Necesito estudios. Probablemente tengas asma.
- ¡Claro que no! – Julieta intervino.
- ¿Te cansas al subir escaleras?
-Demasiado.
-Estoy viendo tu peso, es de 158 kilos.
-Pues está sano – Julieta defiende a su bebé.
-Señora. La consulta es para el joven no para usted. Desde que llegó no ha dejado de hablar – Medina dijo molesto – no es difícil adivinar quién es la culpable de la obesidad de Gonzalo – hizo una pausa – te daré medicamento para el dolor, y la infección. Necesito unos estudios para saber si tienes asma. Y la siguiente consulta entras solo.
Continuará…
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