TRABAJO SECRETO
Mr. Mizrachi, mi instructor judío, me enseño a desconfiar de operativos de índole personal. Sólo realizar operativos oficiales. Como agente de inteligencia de la guardia nacional mexicana en Tijuana, me abordó el General de tres estrellas (Genera de División), comandante de la plaza: “hay que eliminar al capitán, jefe del archivo, es un traidor”.
“Achis, pensé, el puesto de este oficial es muy bajo. ¿Cuál traición?”, investigué y descubrí que el carcamal del general tenía como actual querida a una jovencita de buen ver y que ella con el bien parecido capitán le ponía los cuernos. Era pues un asunto personal. ¿Qué hacer?
Tengo como amigo a un oficial de la DEA, un gringo asertivo y muy simpático. “Deja el asunto para nosotros, tú hazte pendejo, ya el general nos tiene hasta la madre”, me dijo.
¡Caray, que efectivos son estos gringos!, de repente, el capitán fue cambiado de destino, obligaron al general a pedir su retiro por la edad y la damisela se fue a chingar su madre, como está muy guapa no le faltará trabajo de puta. Y mi persona se preguntarán ustedes. Fui comisionado por mi jefe de la guardia nacional como enlace en la DEA.
Desde luego, los gringos son muy astutos y listos, me pasan sólo información que a ellos les conviene y es la que les doy a la guardia nacional, de todos modos, estos, ni para vergüenzas. No saben nada, puras tranzas, así que la información que les doy la pasan como si fueran ellos los de la autoría y quedan bien, incluso el mero jefe las dice en las “mañaneras”.
Mi trabajo es fácil. Mr. Mizrachi comprende por qué somos un país desmadroso y que no tenemos remedio, no dejaremos de ser un país del tercer mundo.
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