LA VIDA MISMA IV
Febrero 15 de 2009.
El tiempo pasa rápido, sentado en el sillón miro hacia la calle, afuera juegan unos niños, un heladero pregona sus helados > a lo lejos se escucha el rugir de los motores de los camiones que pasan por la carretera, mi casa es fresca, pero en el exterior la temperatura bordea los 30º.
Hay algunas cosas que me hubiera gusta hacer pero al parecer ya no será posible. Siempre me llamó la atención el dicho popular “Entre Tongoy y Los Vilos” dicho muy en boga para señalar que algo no estaba bien hecho o que las cosas no andan muy bien, por ejemplo si alguien se encontraba con algún amigo que no la estaba pasando bien y le preguntaba ¿Y cómo estás como te ha ido? La respuesta era…Y ahí no más entre Tongoy y Los Vilos, (o sea, me ha ido más o menos no más). LA cosa es que yo quería saber ¿Qué crestas había entre Tongoy y Los Vilos?.
Los Vilos lo conozco, es un balneario de la costa del Norte no es un balneario popular, más bien para gente de clase media alta, ABC 1 como le llaman ahora, Pero Tongoy no lo conozco y me habría gustado ir alguna vez, tendré que consultarlo con el médico para ver si puedo viajar cuando me sienta algo más fuerte, por ahora dejaré el Lápiz y el cuaderno tengo sueño, cada día duermo más y vivo menos.
Febrero 18 de 2009.
Hoy día salí a caminar, cuando el sol se oculta y la temperatura baja, una suave brisa sopla desde la costa refrescando el ambiente, a esa hora es ideal para dar un paseo. No puedo ir solo así que voy del brazo de mi hermana, ella se queda en casa una semana luego vuelve a la suya por otra semana para regresar a acompañarme y también para ayudar a mi mujer.
Salimos a caminar, la idea era llegar hasta la plaza que está a cinco cuadras de mi casa, hay enormes árboles, unos pimientos antiguos, gigantes encinas y una que otra palmera, asientos, pasto, juegos infantiles y mucha gente que pasea en las tardes del verano, pero no logramos llegar y eso que caminábamos muy lento sin ningún apuro, no alcanzamos a caminar dos cuadras cuando me faltó el aire, las piernas me temblaban y tuve que sentarme un rato, la pepa, que así le decimos a mi hermana que se llama josefina, fue a un negocio al otro lado de la calle y yo aproveché de derramar dos o tres lágrimas de impotencia , de desamparo, para cuando volvió la pepa yo ya estaba repuesto y regresamos muy despacio hasta mi casa, ante el mínimo esfuerzo me falta el aire y me canso endemoniadamente.
Febrero 27 de 2009.
Creo que queda poco tiempo y no hay nada que pueda hacer, no es que me haya rendido lo que me resta de vida quiero hacerlo lo mejor posible, solo espero que el fin no sea doloroso eso es lo que me preocupa por ahora, si bien es cierto mi cuerpo se deteriora con rapidez, mi mente se mantiene intacta claro que a los cincuenta años no tendría por qué estar mal de la cabeza no son muchos años, aunque para mi ha sido toda una vida, literalmente, no creo que logre llegar a cincuenta y uno pero por lo menos llegué a los corchetes ( como dice mi sobrino, haciendo un paralelo entre a la mitad de la vida y la mitad de un cuaderno de cien hojas).
Marzo 16 de 2009.
Cansancio…cansancio…y más cansancio, así podría resumir estos días, el dolor es mínimo y cuando aparece. los medicamentos son efectivos así que no tengo problemas por ese lado. Pero el agotamiento cada día es mayor, hoy día fui al hospital para realizarme un scanner, el resultado estará en una semana más mientras tanto la espera la eterna espera.
Desde hace unos días, he comenzado a hincharme mi vientre se ha abultado una barbaridad y no siento hambre, podría pasar fácil un par de días sin comer pero no lo hago porque eso solo haría precipitar el final, aunque no se si valga la pena retardar algo que llegará de todos modos, lo que no hice ya no fue, no hay más oportunidad.
Marzo 19 de 2009.
Hoy día me ha visitado mi sobrino, cuando llegó pude ver su rostro de impacto cuando me vio.
Mi aspecto es terrible, al parecer he envejecido de golpe en la última semana, mi rostro está amarillo, incluso mis ojos lucen el mismo color, mi vientre abultado semeja un embarazo de ocho meses, casi no me levanto, hasta hace unos días era capaz de bajar la escala hasta el primer piso por lo menos una vez al día, ahora ya no, las fuerzas me alcanzan solo para llegar hasta el baño. Con la ayuda de mi mujer alcancé la pequeña mesita en el dormitorio contiguo a mi cama para comer, a esta hora de la tarde esta pieza es más fresca que mi dormitorio, logro comer entero un sándwich de pollo y beber una taza de té.
- Hola tío ¿ Como se siente? –
Es una pregunta que tiene mucho más de convencionalismo que duda, porque se ve a las claras que no estoy bien, la conversación versa en términos vagos, intentando sin éxito eludir el tema de fondo. Me dejan solo por un momento para que descanse pues el solo hecho de hablar me agota. Abajo en el primer piso escucho la conversación como un susurro entre mi mujer y mi sobrino, por alguna extraña razón mi oído se ha hecho mucho más sensible, aunque hablan muy bajo logro entender parte de lo que dicen.
- < Tía, yo no lo veo bien a mi tío , se ha deteriorado mucho en la última semana>
- Si, a tu tío no le queda mucho tiempo – responde mi mujer.
Y yo acá arriba acostado pienso lo mismo, se me viene a la mente una canción que mi sobrino escuchaba cuando estudiaba y yo vivía en casa de mi hermana, le gustaba traducir las canciones en ingles, era una canción de un grupo de rock británico no recuerdo el nombre, aunque yo no compartía sus gustos musicales él me hacia escuchar las canciones y luego me contaba lo que decían.
“ Too late, my time has come “
Es la única parte que recuerdo, que ironía.
“demasiado tarde, mi tiempo ha llegado “.
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