Un hombre de más de sesenta años fue a visitar al médico para que lo curara de sus males:

“Doctor, cúreme por favor. Mire, me duelen horrible las piernas y las siento pesadas por falta de circulación; también, traigo un dolor muy fuerte clavado aquí, en el lado izquierdo, bajo las costillas, que me da nada más cuando estoy acostado. De repente me sangran y me dan comezón las hemorroides. Tengo caspa en el cabello y hongos en los pies. Por las noches no aguanto las ganas de orinar, la próstata maldita me hace parar cuando menos una vez al baño para no reventar. Me duele mucho un pulmón y a veces en la garganta me da un dolor tan fuerte que no me permite respirar. Además, he descubierto que tengo parálisis facial en el lado izquierdo del rostro, que la memoria me falla a veces y veo medio borroso con el ojo derecho. ¿Qué puedo hacer doctor? ¿Qué me aconseja?”

El doctor que era un villano, le respondió:

“Muy sencillo, amigo. Cómprese un seguro de vida por una buena cantidad. Despreocúpese de las enfermedades y dele una copia del seguro a su esposa, para que ella no tenga problemas al cobrarlo, ahora que usted se muera.”

“¡Ah!, y son mil pesos de la consulta”.