Disparos, gritos, llantos, los vecinos escuchaban, asustados fueron saliendo uno a uno de sus casas, se preguntaban, ¿qué habrá pasado? Decían unos, ¡se puso loco y los mato! Decía otro de ellos, nuevamente se escucha un grito, pero esta vez de auxilio y mas atrás dos disparos, uno de los vecinos sale desesperado a llamar a la policía.
Llego la policía, y los vecinos asustados y nerviosos explican la situación a los representantes de la ley. Ellos toman la decisión de entrar a la casa, y cuando se dirigen hacia la puerta se escucha la voz de un hombre que dice, si se acercan los mato a todos, los policías se detienen y deciden llamar refuerzos. Llegan los refuerzos a los 15 minutos aproximadamente, y por alta voz llaman a la cordura al asesino secuestrador, de repente abren la puerta, sale un hombre en pijamas y con un cuchillo en la mano, presumiendo que es el asesino, el jefe de la policía da la orden y disparan contra aquel hombre en pijamas que llevaba el cuchillo en la mano, el hombre cae moribundo, agonizando y queda allí, frío, pálido, inerte, se le fue la vida, sale una mujer gritando, los vecinos la reconocen como la esposa del asesino del cuchillo en la mano, ella dice, que han hecho ¿por qué lo mataron?.
La policía, toma por asalto la casa, pone a salvo los rehenes, cuando de repente escuchan la misma voz que dice: “se los dije, si entran los mato a todos...”.
Era la película de Steven Seagal, que veían todos reunidos en familia, mientras el amantisimo esposo y padre preparaba unos Sándwichs
Hammurabi
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