Y ahora yo a quién putas me abrazo en esta acostumbrada manera de tener que pagar millones por un segundo de teléfono, por un rato que me contás que no estás aquí conmigo, que estás allá con la rubia, la Elena, la que sea… A mí quién me va a explicar que además de dejar de fumar hay que ser tolerante y que los demás no te van a tolerar solo porque sí, y yo con estas furias, estos desaires, estas calladotas ganas, este ojalá verte, tocarte, beso beso, más que otra cosa beso. Y a mí quién putas me apacigua esta tristura de imaginar a Elena abriendo las cartas que yo te mando, que dicen hasta el hartazgo que te amo, que explicitan lentamente cómo habría de tenernos cualquier catre si nos tuviera. Quién me quita esta gana de hacerte mil cartas más, quién me quita esta gana de no volverte a escribir nunca, este miedo miedo, susto, esta cobardía genuinamente nocturna que me despierta en las mañanas y me hace el café de las tres. A mí cómo putas se me ocurre, dónde cuándo cómo estoy yo oyendo un tango en repeat con esas maneras de decir las cosas, ésas esta manera que se me ocurre ahora escuchar-escribir. Y entre otras cosas quién me tiene a mí aquí, sin nada más que esta camisa y este hueco terco, sin nada más que esta irresponsable pesadez de decir setenta veces que qué putas, cuando en realidad eso, exactamente eso… |