OCUPACIÒN EXTRAÑA

Soy militar de carrera, Capitán Primero. En el Colegio Militar no fui bueno, pasé de panzazo los tres años. En contraste mi compañera Catalina, “Kitty” la llamábamos, era muy brillante, sobre todo en el manejo de las armas.

En la actualidad destaqué en la administración, soy el jefe del detall (oficina) de un cuerpo de ejército. Tengo muchos expedientes, de narcotraficantes y otros malosos, bien resguardados. Soy bueno en mi trabajo donde la discreción es esencial.

Supe que Kitty tuvo problemas con su comandante, este quiso propasarse con ella. No sabía con quién se metía. La teniente Kitty en lugar de besos le dio balazos, le vació su arma reglamentaria y en seguida se peló. Ahora es gatillera profesional, extraña ocupación para una dama. Por cierto, lo hace muy bien.

Mi jefe, el General, me trae jodido pues quiere que haga humo el expediente del principal capo de Jalisco. El General lleva una vida faustosa (ahora me explico el porqué). Lo malo es que me dio una semana de plazo para cumplir su orden o me iré con San Pedro.
Soy honrado y la verdad no sé qué hacer. Kitty era una de las más buscadas y supe donde se encontraba. Me puse en contacto con ella y le expliqué mi problema. Me propuso:
—Como eres mi amigo, te saldrá “bara”. Decídete y es asunto arreglado.
Claro que acepté.

En la ceremonia del día de la Bandera Nacional, con el Presidente de la República presidiéndola y a un lado el General de División comandante de la plaza. Este fue abatido de un certero disparo hecho por un excelente francotirador a un kilómetro de distancia.

Ya no tengo problema, el expediente de Kitty está traspapelado.