Nuestra familia parte 3

Nuria estaba completamente enamorada de ese hombre, el maestro de filosofía la traía loca. Él no se daba cuenta de lo que pasaba porque no la veía como mujer, era una amiga, nada más.
Enrique Ayala era un maestro que encontró en Nuria una amiga, pero Nuria lo veía como a un prospecto.
-La próxima semana será el festival navideño ¿vas a venir?
-Si tu vienes, yo vengo – le responde Enrique.
-Claro que vendré.
-Pues prepárate porque te diré algo muy importante ese día.
- ¿Que? – preguntó emocionada.
-Es sorpresa.
El día del festival, Nuria se vistió lo más elegante que pudo. Estaba muy emocionada.
- ¿A dónde vas? – le pregunta Roberto, su papá.
-Voy a la escuela.
-Te ves horrible con ese vestido. Hueles espantoso.
-Gracias – respondió irónica.
Nuria salió a la escuela con toda la ilusión del mundo, el festival había pasado increíblemente, pero Enrique no aparecía por ningún lado.
- ¿Has visto al maestro Enrique? – le pregunta a una alumna.
-No maestra. Creo que no vino.
-Qué extraño. Me dijo que vendría.
Se dirigió a la sala de maestros y no lo vio, fue al estacionamiento y vio su automóvil estacionado ahí. Una alumna le dijo que Enrique la buscaba, la esperaba en la cafetería.
Llegó al lugar emocionada por lo que estaba por escuchar, su sorpresa fue otra.
-Mi querida maestra, se puso de pie el atractivo maestro.
-Hola – dijo apenada.
-Toma asiento. Quiero presentarte a alguien.
-Espera, yo sé que algo me quieres decir y me adelanto y digo que sí.
-La que debe esperar eres tú.
Una mujer muy guapa salió del sanitario de la cafetería. Era alta con una larga cabellera rubia.
-Mi querida maestra, amiga y confidente, ella es mi novia, Angela.
-Ah, claro, hola – sentía la boca seca y una total decepción.
-Enrique me habla mucho de ti, que eres una gran amiga.
-Si – dijo bajando la cabeza.
- ¿Quieres desayunar?
-Gracias, pero ya desayuné.
La pareja no fingía su amor, se besaban sin ninguna pena.
- ¿Estás bien? – le pregunta Enrique.
-De maravilla – Nuria revisó su teléfono, no tenía ningún mensaje – tengo un mensaje de la directora – mintió – los dejo.
- ¿Pero vuelves? – preguntó Ángela.
Nuria no respondió, simplemente salió de la cafetería. Se fue de la escuela para regresar hasta el lunes.
Se sentó en una banqueta, estaba triste, decepcionada. Eso fue suficiente para estar de mal humor.
El lunes se escondió, ningún alumno estaba en la institución, no tenía que dar clases. El miércoles sería su brindis y comenzarían sus vacaciones. No asistió, dijo que estaba enferma.
De vacaciones en su casa, trataba de mantener en orden su casa, pero era imposible.
Aquella mañana, conocería a su destino.

Continuará…