De escribir con sueño no resulta nada bueno, porque lo más probable es que lo escrito, sea una porquería.

Me detengo un momento mientras los ojos se me cierran de cansancio. Las breves líneas que deseaba escribir, se quedan en suspenso. El bolígrafo vacila entre mis dedos y cae al suelo. Mi cuaderno de notas yace estático sobre la mesa, indolente.

Me niego a recoger el bolígrafo caído, agacharme y estirar la mano para llegar hasta él. Es una acción tan difícil que prefiero ignorarla. Sin embargo, dudo de si en verdad cayó al suelo; si es así, ¿cómo es que estoy escribiendo? Quizás lo estoy haciendo dormido, o soñando que escribo.
Una música lejana, suave, melodiosa, se cuela en el aire o en mi sueño, me arrulla y reanima al mismo tiempo. Creo conocerla, podría asegurar que es “Shine on you crazy diamond, de Pink Floyd”. Un saxofón hace florituras y deleita mis oídos, para luego ir apagándose suavemente. Con seguridad estoy dormido y soñando, no lo puedo discernir. ¿Se puede ver con los ojos cerrados? ¿Se puede ver con claridad, dormido?... Creo que sí.

Me gustaría visitar el Valle de los sueños perdidos, para tratar de encontrar los míos y saber qué ha sido de ellos. Ahora están semi olvidados porque no pude o no quise retenerlos conmigo. ¿Podría salvar todavía a alguno de ellos?...