Hija única así que urgentes mandatos la habían conminado internamente a la necesidad de procrear y darles satisfacciones a su madre y a su abuela.
Por ese entonces acudía a un obstetra, muy amable que dijo al advertir la urgencia, que se tranquilizase, que todo auguraba que pronto lograría dicho propósito...
Cuando quedó embarazada, estuvo en una nube por nueves meses. Al acercarse el día de la ecografía, por esa época no se realizaban muchas ni se controlaba tanto a los bebes, y menos a la futura madre, sintió un alborozo singular, y miedo.
El ecógrafo pasó el aparatito por el abdomen, ella miraba la pantalla, sin reconocer nada.
_ ¿Tomaste los dos litros de agua?
_Anda y toma otro litro.
Ya con la vejiga por explotarle dieron el siguiente anuncio
_ ¿Queras saber qué es?
Ya sabía que era un bebe, pero le contestó que sí.
_ ¿Y qué hijos tienes ahora?
_ Una niña y un niño.
_ ¡Ah entonces no es capicúa!
Salió como una autómata, e iba , “ repitiendo no es capicúa”, no es capicúa”, ah, es de género masculino.
Al preguntarle a su hija como quería que se llamara su hermanito dijo,
_Guillermo, porque así se llama mi novio. En ese entonces Daniela tenía cinco años.
Cierto día a las siete y cuarto de la mañana despertó con dolores, fueron a la clínica. El obstetra al verlos llegar y auscultarla dijo
_Ah, sí ya corona, vamos rápido.
Así que Guillermo nació temprano 7,30. En la posición más vulnerable de las mujeres occidentales, con las piernas abiertas, expuesta, el médico llamo a las enfermeras, para que vieran el espectáculo, muy raro por esos lares.
_Corona un colorado, vengan a ver.
Como el parto fue muy rápido, y estaba muy lucida, sin episiotomía ni nada, empezó a gritar, “que no quería que nadie viniera a ver el espectáculo”.
Eso se llamaría ahora violencia obstétrica. Al rato aparecieron Daniela y Benjamín muy mal vestidos y entrazados. Daniela al ver a Guille dijo
_ ¡Tiene el pelo verde, es horrible!
Tenía razón, porque estaba sucio y desde ese día ella cuenta la anécdota en los encuentros familiares.
También narra que para ir a la clínica los dejaron solos, sin nadie en la casa y es un reproche muy grave, ese que circula todavía en los encuentros familiares.
Guillermo tuvo una malformación por la cual no creció de peso hasta los tres meses, y lo tuvo que llevar al neonatologo, porque su estomago estaba en una mala posición y regurgitaba, la leche. Al verla la secretaria tan seguida, lo llevaba una vez por semana para ver si aumentaba de peso, le preguntó el motivo
_Salgo con el doctor. No le dijo mas nada.
Nunca tuvo leche para alimentar a sus hijos. ¡Benditas la mamaderas con leche de formula!
Guillermo fue muy discriminado por su color de pelo, zanahoria, kétchup, fideos con tuco, esos epítetos acompañaron toda su infancia.
Recuerda una vez que la maestra de jardín le comentó a su madre, que él era genial porque se denominaba a si mismo el rey león que rugía y todos iban atrás gateando,
Cuando creció un día le comento que había una señora que lo buscaba en facebook.
_Es tu maestra jardinera, Guillermo
Un verano, a la edad de trece años quiso teñirse de negro. Hay fotos que lo testimonian, pero al crecer abajo su color de pelo naturalmente rojo quedo frustrado. Al año siguiente en verano se tiño de nuevo.
La transformación fue lenta, de larva a mariposa, o mariposon.
Tuvo muchas novias, y ahora es muy narcisista, le gusta su estampa, y se cree muy seductor.
Cierto día en un supermercado se acerco una mujer, y dándole una tarjeta le dijo que ella formaba el club de los pelirrojos, y que ante cualquier eventualidad que lo contactara.
Guille sonrió para sus adentros.
Ahora mide 1,75, sus hermanos dicen que es un soberbio petulante, y para colmo de males acaba de ser padre de la pequeña Agostina.
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