Nuestra familia parte 2

Emilio se acostumbró a vivir con sus tíos y verlos como a unos padres. Martha y Pedro lo abandonaron con Domingo y Clara. Ellos dos no habían tenido hijos así que criaron a Emilio como a uno.
Con el paso de los años, Emilio se dio cuenta de la falta de dinero que había en casa, tomó la decisión de no estudiar la preparatoria, por supuesto que sus tíos no lo iban a permitir así que lo obligaron a estudiar la preparatoria.
Al terminar a los 20 años, decidió no seguir con sus estudios y ayudar a los que habían sido sus padres. En el taller de Domingo, arreglaba carros y le iba bien. Durante siete años lo ayudó hasta que montaron una purificadora en la esquina de la calle, solicitaban repartidores de agua con un sueldo base.
-Necesito el trabajo – dijo Emilio con las manos en los bolsillos del pantalón.
-Claro, pero es todo el día – le aclaró Gaby.
-Está bien. Yo vivo arriba del taller, es de mi tío.
-Tienes que cargar garrafones de agua y llevarlos a las casas que te solicite. Necesito que traigas una faja, y seas puntual, pero, sobre todo, que seas honesto, porque entrarás a las casas de los clientes.
-Lo que usted me diga.
-Empiezas mañana. ¿Cómo te llamas?
-Emilio Quintana. Tengo 27 años.
-Yo soy Gaby, mi esposo vendrá mañana para ayudarte.

Temprano en la mañana llegó para comenzar con su nuevo trabajo. Los primeros pedidos llegaron, no fueron tantos porque la purificadora era nueva pero pronto tendrían pedidos en muchos lugares entre ellos el fraccionamiento en el que vive Nuria.

Domingo no quería que Emilio trabajara toda la vida, quería que su hijo tuviera otro tipo de oportunidades.
-Hijo, no quiero que trabajes así – le dijo mientras le daba un dinero extra.
-Es para la casa – responde Emilio.
-Hijo, ven siéntate aquí conmigo. Este dinero es tuyo, con el taller nos alcanza para vivir perfectamente.
-No papá, yo tengo que ayudarlos.
-Emilio, no quiero que termines como yo, mírame, soy un simple mecánico, tú puedes lograr ser un gran abogado, médico, contador. Estudia para que mejores tu vida. Clara y yo haremos lo imposible por verte con un título en la mano.
-No, eso no podrá ser.
Emilio entregaba garrafones a toda la colonia y comenzaba a ser más conocido entre los vecinos.
-Necesito que lleves tres garrafones al fraccionamiento.
- ¿Cómo entro?
-Ya hablé a la señora Julieta para que te abran la reja.
-Está bien.

En ese momento, Nuria no estaba en casa. El joven entró a la casa y lo primero que percibió fue un olor a cigarro. En la pared pudo apreciar las fotos de graduación de dos personas, vio a un joven con birrete y toga al igual que una joven muy guapa.
Cobró y le dieron una propina. Regresó al trabajo, pero se notaba raro, estaba pensando en lo que le dijo su tío.
-Llevas días raro – le dijo Ramiro, esposo de Gaby.
-Mi tío quiere que estudie.
- ¿De verdad?
-Pero eso no podrá ser. Estudiar es muy caro.
-No estoy de acuerdo contigo. Una carrera te hará la vida mucho más fácil.
-Necesito dinero.
-Mira, si quieres tener dinero reparte garrafones, si quieres transformar tu vida, estudia. Aunque puedes hacer las dos cosas – hizo una pausa - Yo hubiera dado lo que sea para que mi papá me diera una sola oportunidad para estudiar. ¿tú crees que quisiera quedarme a repartir garrafones? Aprovecha esa oportunidad de cambiar tu vida, transfórmala, yo sé lo que te digo. Si para las personas que tienen una carrera es difícil conseguir un buen trabajo, ahora imagínate sin ella.
Emilio se fue a dormir pensando en las palabras de aquel hombre.

Continuará…