Cuando la necesidad lo pide, uno cambia, se transforma. Eso le paso a la oruga que se transformó en mariposa y así, con colores vivos en las alas, pudo volar para embellecer tu camino. Le dio vida.
Yace el cuerpo sin vida de aquel alce, mientras los leoncillos toman su energía desde su vientre. Se alimentan, crecen para convertirse en el rey de la selva. Se transforman.
El jazmín hace fuerza con ayuda del sol en primavera. Su único pimpollo abrirá. Mañana, regará con su aroma mi jardín y le dará blancura a mi ser. Él se transformará en la flor más linda y llenará mi alma.
La transformación trae renaceres y yo, al igual que el jazmín en primavera, me abro a la vida.