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Un sol rojo, en su declinar del atardecer, se esparce sobre los techos de chapa de ese barrio humilde de calles de tierra y viviendas precarias, dándole una tonalidad distinta a las cosas y convirtiendo a ese villorio en un lugar pintoresco, casi de postal.
Algún perro ladra y hace que otros respondan a su llamado ancestral.
Ese mismo sol penetra por la ventana donde una adolescente, se empeña en delinear sus ojos frente al espejo.
Pronto Rosita, que así se llama, termina su maquillaje pintando sus labios de color rojo intenso. Luego comienza a vestirse con una alegría que brota en cada movimiento, cantando sin parar una de esas canciones de moda.
Es la primera vez que esta casi niña de quince años va a ir a un boliche a bailar. La condición es que debe ir con su prima, algo mayor que ella.
Emma, tiene dieciocho años y la espera en su casa para ir juntas.
Rosita salió vestida con un short negro, blusa roja suelta sobre una musculosa color crema ceñida al cuerpo. Camina con cierta dificultad sobre esos tacos altos que la hacen parecer más grande.
Está realmente hermosa y ella se siente así.
º º º
En la esquina su primo Rubén comparte una cerveza con sus amigos Pablo y Jonathan. Ese era su lugar de encuentro después del trabajo y a veces corría también entre ellos algún porro, a pesar de que Pablo, el más activo y bochinchero de los tres, ya había tenido alguna entrada a la policía por tenencia de drogas.
Cuando Rosita se fue acercando al grupo, comenzaron a silbarle y decirle cosas graciosas sobre lo linda que estaba. Pablo se arrimó a ella y tomándola del brazo con cierta fuerza intentó darle un beso en la boca.
- ¡Salí de acá asqueroso que me vas a arruinar el maquillaje!- y de un tirón , la niña zafó de su agresor y le tiró un cachetazo que terminó en un rasguño en el brazo de éste. En la acción se le cayó su cartera charolada. Su primo la levantó, le sacudió la tierra y se la devolvió, luego comenzó a los empujones con su amigo por tal atrevimiento e intentó tranquilizar a Rosita diciéndole que si alguien más trataba de hacerle algo se la iba a tener que ver con él.
Cuando su prima ya se había alejado Rubén encontró en el suelo una pulsera, que seguramente era una de las muchas que ésta llevaba.
Luego de hacer tiempo en la casa de Emma, tomando una cerveza, a modo de previa, partieron finalmente hacia el boliche.
El lugar no quedaba muy lejos de donde estaban y se encontraba ya bastante lleno. Jóvenes que bailaban, tomaban cerveza o distintos tragos, algunos apoyados en la barra, otros sentados en sillones y había quienes parados seguían el ritmo de la música con un vaso en la mano.
Rosita quedó deslumbrada con el lugar y pidió a su prima que fueran a buscar algo para tomar, se dirigieron al bar, sin dejar de contornearse con el sonido fuerte de los parlantes.
Al principio bailaron solas hasta que un muchacho se les acercó, eligiendo a Emma para conversar, con ánimo de conquista. La adolescente la vio alejarse junto al joven hacia la barra. No obstante siguió moviéndose como en un estado de éxtasis que la hacía sentir única.
No tardó mucho para que alguien se acercara también a ella. Era un chico rubiecito y de ojos claros que la cautivó rápidamente, bailaron largo rato y no pararon de charlar y reír. La situación terminó en un largo beso y ella sintió que su “príncipe azul” había llegado.
La última vez que Rosita vio a su prima fue cuando ésta salía por una puerta lateral con su circunstancial acompañante.
Las horas pasaron y llegó el momento de irse. Como Emma no volvió a aparecer, pensó en regresar sola a su casa.
El rubiecito se ofreció a acompañarla así podría irse más segura– Además tengo coche - le dijo. Ella asintió y pensó que era el cierre de una noche perfecta.
Sin embargo, cuando iban saliendo Ezequiel se paró a hablar con sus amigos Román y José Luis. Llegando a la calle Rosita preguntó si ellos también vendrían en el auto, pues había pensado que se irían solos.
Ezequiel le pidió mil disculpas y argumentó que habían venido en un solo coche y que él se había comprometido a llevarlos hasta el country donde vivían, que quedaba algo lejos y que no tenían forma de llegar. Pero que no se hiciera ningún problema porque ambos eran muy amigos suyo, le propuso alcanzarla a ella primero para luego seguir viaje a sus casas. Si bien a Rosita mucho no le gustó como se iban dando las cosas, terminó por acceder, después de todo era bastante lógico lo que le decían, sin dejar de lamentarse no obstante de la decisión, pues había imaginado un final distinto, con ellos haciendo el viaje solos y con una despedida romántica.
º º º
En el trayecto que la llevaría a su casa Ezequiel se mantenía callado, pero sus amigos sentados en el asiento trasero cuchicheaban en voz baja y cada tanto soltaban una risotada. Rosita intuyó que hablaban de ella, pero no dijo nada.
Llegando a donde se terminaba el asfalto y comenzaba un camino de tierra Román le gritó al que conducía que parara un poco que tanto él como José Luis tenían ganas de hacer pis – De paso ustedes pueden despedirse con algunos arrumacos- dijo riéndose. Bajaron del auto y se perdieron entre unos matorrales.
Ezequiel invito a Rosita a bajar, que caminaran unos metros y aprovecharan el momento para darse unos besos y mimarse.
Se internaron también entre unos arbustos al costado del camino, donde éste era ya de tierra. La abrazó y comenzó a besarla pero con un ímpetu mayor al demostrado hasta ahora, metió sus manos por debajo de la musculosa y comenzó a acariciar con mucha energía sus pequeñas y adolescentes tetitas, luego intentó bajarle el short a pesar de la resistencia de Rosita - ¡¿qué te pasa? ¿estás loco? ¿quien te crees que soy?!-
En ese momento se aproximaron los otros dos y en voz alta le gritaron – ¡Eh amigo ¿te querés divertir vos solo,mirá que nosotros no somos de palo eh?! - acto seguido se abalanzaron sobre la adolescente, quien comenzó a defenderse con desesperación hasta caer al suelo. - Dale putita que a vos te gusta- gritó uno mientras los otros dos le arrancaban la ropa. José Luis le dio unos cachetazos mientras le gritaba – ¡Dejá de llorar negra de mierda! -
Sujeta en el suelo comenzaron a abusar uno a uno de ella. Como Rosita gritaba con desesperación, Román con una piedra grande que agarró del suelo comenzó a golpearla en la cabeza, más la golpeaba, más gritaba la joven hasta que al final dejó de gritar. - ¡Pará, para, boludo, ¿qué querés matarla?! Se alarmó el rubio, pero Román fuera de sí siguió golpeándola, ¡Grita, grita ahora putita de mierda!-
Rosita quedó en el suelo sin sentido y Ezequiel le gritó a su amigo - ¡Qué hiciste, hijo de puta, la mataste!-
- Qué va a estar muerta, estas negras son duras- contestó el otro. Acto seguido se bajó los pantalones y orinó sobre el cuerpo de la víctima.
¡Rajemos, rajemos, antes de que llegue alguien!-
Los tres corrieron hacia el auto, estacionado sobre el asfalto, dieron vuelta y emprendieron la fuga, retomando el camino que habían hecho.
º º º
El día siguiente amaneció nublado y caía una garúa que humedecía todo.
La mamá de Rosita, al ver que no había llegado, llamó a Emma, con la esperanza de que tal vez su hija se hubiera quedado a dormir en casa de ésta. Ante la negativa de la prima, corrió a la de Rubén para que le dijera si él tenía alguna noticia. Rubén se preocupó y no sabiendo bien que hacer, llamó a sus amigos y los tres salieron en dos motos, haciendo el recorrido hasta el boliche. Allí preguntaron al sereno del lugar si había visto algo raro la noche anterior o si tal vez habían detenido a algún chico, el hombre contestó que no, que la noche fue tranquila como siempre, sin que nada raro hubiera pasado.
Ya muy preocupados emprendieron el camino de regreso, deteniéndose a cada rato en distintos sitios, preguntando a la gente y observando en busca de algún indicio que les permitiera encontrar a la niña.
Al llegar al lugar donde el asfalto se termina y haciendo unos metros más, en una zona de pastizales y matorrales observaron una especie de hueco entre las plantas y pasto aplastado, que por alguna razón les llamó la atención. Se introdujeron con las motos hasta donde pudieron y luego siguieron unos metros a pie. Lo primero que vieron fue la cartera charolada de Rosita, desesperados comenzaron a buscar en los alrededores hasta que un cuadro de horror se presentó ante sus ojos. En el suelo, mojado por la garúa yacía el cuerpo de la joven, con sus ropas hechas jirones, con su cara y cabeza deformada por los golpes y bañada de sangre.
Rubén entró en una crisis de llanto y a los gritos se desplomó sobre sus rodillas cayendo ante el cuerpo de su prima. Los tres estaban descompuestos por lo que veían, uno de ellos no aguantó y vomitó en el piso, Así pasaron largo rato sentados en el suelo y llorando abrazados. Una vez que lograron componerse un poco, convinieron en que lo primero que debían hacer era darle la triste novedad a la madre. Antes de alejarse Rubén tapó con su campera el diminuto cuerpo de su prima.
º º º
El comisario Roldán fue quien se hizo cargo de la investigación. Una vez verificado el lugar del hecho, se dio cuenta que iba a ser un caso relativamente fácil de resolver. Pensó que el rápido esclarecimiento le daría el prestigio que siempre se le había negado, pensaba también en la probabilidad de algún ascenso que le permitiera retirarse con un mejor pasar económico. - Esta causa me cae como anillo al dedo- se dijo.
Tal como lo imaginó el Comisario, el delito se resolvió rápidamente.
Hubo tres detenidos en la causa: Rubén Suárez, primo de la víctima, Pablo Quiroga y Jhonatan Martinez (a) “el negro”.
Las pruebas y los indicios que se recogieron eran más que suficientes para imputar a los detenidos.
Las huellas de las motos en el lugar junto con el barro acumulado en las ruedas coincidían. La campera de Rubén sobre el cuerpo de la víctima y una pulsera de ésta hallada en el bolsillo de su pantalón lo complicaban.
Pero lo más contundente fue la pericia de laboratorio sobre una muestra del vómito hallado en el lugar y los restos de tejido epitelial en las uñas de la víctima. El ADN demostró que el vómito coincidía con el de Jhonatan y el tejido epitelial con el rasguño en el brazo de Pablo.
El Comisario Roldán en declaraciones a la prensa se explayó sobre el delito de violación seguido de muerte de Rosita Suárez, donde quedaba en evidencia que la víctima había tratado de defenderse y que por la pericia de sus órganos genitales quedó claro que la misma fue penetrada carnalmente con innegables signos de violencia, lamentablemente no se encontraron restos de semen porque los violadores tuvieron la precaución de usar preservativos, lo que por otra parte sugería la premeditación del hecho.
La prima de la víctima no pudo dar datos de si ésta se retiró sola o no del boliche porque, en el momento en que ocurrió. ella se encontraba en un campito lindero charlando con un muchacho. Supuso además que su prima decidió retirarse temprano porque probablemente se estaba aburriendo, ya que era la primera vez que iba a bailar, por lo que no le llamó demasiado la atención.
No faltaron además algunos vecinos que comentaron que los tres acusados, eran unos vaguitos que se juntaban siempre en esa esquina a tomar cerveza, sin mencionar que más de una vez los habían visto fumando un porro y muchas veces molestaban a las chicas que pasaban por el lugar.
Hubo uno que llegó más lejos y declaró haberlos visto el día del hecho hablando con la victima y la vieron a ésta desprenderse de ellos con gesto enojado.
º º º
Llegó finalmente el día en que se dictó sentencia por este horroroso crimen. Rubén sufrió la pena mayor pues se consideró como agravante el vínculo familiar con la víctima, recibiendo por lo tanto una condena a reclusión perpetua por tiempo indeterminado. Los otros dos acusados recibieron cada uno, dieciocho años de prisión.
Ese mismo día y a esa misma hora en un barrio cerrado, alejado del lugar, Ezequiel, Román y José Luis se acomodaban en el auto del papá del primero, quien los dejaría, camino a su trabajo, en el club de regatas donde practicaban deportes. En el viaje los tres comentaban contentos sobre su próximo ingreso a la Universidad. El padre los escuchaba orgulloso pensando en el buen futuro de estos tres chicos, tan bien criados.
Ese día, un sol rojo que abandonaba la tarde , teñía con su color los techos de chapa del barrio y penetraba por la ventana de un cuarto, ahora vacío, reflejándose en un espejo en el que nadie se maquillaba.
En la sala del juzgado donde se ventiló este crimen aún quedaba flotando la frase de rigor con que el Juez cerró el acto:
“SERÁ JUSTICIA”

FIN

Texto agregado el 21-02-2022, y leído por 349 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
26-02-2022 Terrible historia,muy bien narrada y que nos hace ver las injusticias de la vida,lo equivocado que puede estar un padre. Pasan muy a menudo actos como este.***** Un abrazo Victoria 6236013
23-02-2022 No todo es lo que parece. Jaeltete
23-02-2022 Triste historia, y lamentablemente muy frecuente en nustra sociedad. La palabra justicia a veces me resulta incomprensible. Gracias por compartir este texto. Shou
23-02-2022 triste historia yosoyasi
23-02-2022 Hola Carlos, con buena narrativa has mostrado algo lamentable que acontece diría, a diario…Gracias. MujerDiosa
22-02-2022 7na historia triste y con terminología policial. Me gustó. Abrazos. guidos
 
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