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No se murió el amor parte 17

Sheila estaba de descanso, aquel sábado no le había tocado trabajar. La mujer estaba en la sala. Sus miraban sus hermosos glúteos a través del pantalón. Eran claros, pegados a la piel, claro de notaba el uso de tanga. La mujer lucía muy sensual aquella tarde.
Lo que pasó esa noche, Eliseo lo recordaría porque lo pediría con frecuencia. La mujer estaba sentada en el sillón estaba revisando las citas que tendría durante la semana, Eliseo se sentó junta a ella y le dijo;
-Quiero que me enseñes ese mundo de perdición.
- ¿Como? – se sorprende ella.
-Estoy muy excitado.
Ella aprovechó esa oportunidad y lo introdujo en ese mundo de placer infinito. Ella se vistió con lencería sexy color rojo mientras que a él le dio lencería sexy de hombre en color negro. Eliseo se sentía totalmente vulnerable al verse así en el baño. Su torso largo y delgado hacían que se viera extraño. Ella se sentía sensual y sacó la caja de juguetes.
Le dio la mano para sentarlo en la silla. Le dio una buena sesión de besos y caricias por todo el cuerpo. Su cuerpo comenzaba a calentarse. Se dejó llevar por Sheila.
Ella le decía palabras atrevidas que fueron subiendo de tono “te deseo” “hazme tuya” “soy tu perra” “quiero que me destroces el culo” eso comenzó a provocar en Eliseo una serie de cosas que nunca había sentido. Lo tiró en la cama y comenzó la acción. Con su lengua recorrió todos los rincones de su cuerpo. Besó los pies, y con ellos frotó sus sensuales pechos. Subió por las dos piernas hasta llegar a la ingle, lamió la ingle derecha despacio, pasó a la ingle izquierda haciendo lo mismo.
Le quitó la sensual ropa interior. Le abrió las piernas para dejar expuesto su miembro que ya estaba muy duro. Comenzó por acariciar los testículos de una manera suave y cálida. Dio algunos besos hasta pasar a succionarlos por completo. Con la mano hacía suaves movimientos en el pene, bajó hasta el perineo y con la lengua hizo ligeros movimientos, eso provocó que Eliseo se arqueara de la espalda.
Le pidió que se pusiera en cuatro puntos, Eliseo obedeció. Sintió que la lengua de su amada estaba entre sus nalgas. Lo incomodó un poco porque nunca nadie había estado ahí. Antes, por supuesto, ella le pidió que se diera una ducha y que pusiera atención en su trasero para no llevarse una sorpresa y que se tomara su tiempo.
Ganado el tiempo suficiente, Eliseo estaba dilatado. Introdujo un dedo cuidadosamente. Eliseo gimió.
Completamente dilatado, Sheila le pidió que se pusiera de pie. Le pidió que colocara su dorso sobre la mesa para que su trasero quedara expuesto, hizo un masaje sobre el área de ano con lubricante e introdujo un consolador anal. Sheila se zaceó con las nalgas del hombre, un par de nalgadas fueron suficientes.
Cambiaron de posición y ella dejó caer su dorso sobre la mesa y comenzó a penetrarla. Sin llegar al orgasmo, Sheila se subió a la mesa, Eliseo succionó el delicioso sabor de su vagina y el ano. Haciendo lo mismo, introdujo un consolador anal en ella la penetró hasta que Sheila llegó al clímax de la noche.
Haciendo un masaje y metiendo todo su miembro en la boca, Eliseo alcanzó las estrellas con un vibrador anal. El hombre gemía de total placer.

Continuará...

Texto agregado el 05-02-2022, y leído por 249 visitantes. (0 votos)


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