Ingrese a tu cabeza, pero no vi a nadie. Tus recuerdos olvidados se escondían a mi paso. Me pare enfrente de un gran salón y pedí a gritos que salieras. Miles de ojos se escondieron. Al ver la luna que te siguiera.
Ahora estas más tranquilo, sin gritos en la casa. Los recuerdos salen de sus habitaciones, al sentirse libres como almas. La memoria activa se despierta, sin un motor que la exija. Solo la tranquilidad que la aqueja, recuerda momentos vividos.
Yo me paro nuevamente, en el gran salón mirando. Los ojos se esconden de nuevo, nerviosos por buscar el recuerdo adecuado. La soledad y el silencio me acompañan, haciendo fuerza pienso que se escapa. Al irme sin el objetivo cumplido y con una nebulosa que acompaña mi mente, mis recuerdos salen pidiendo permiso, por miedo a que regrese.
El salón está de nuevo vacío, pero se va llenando lentamente. Las habitaciones de los recuerdos olvidados, buscan ser vistos por la gente. No hay niebla a su alrededor, ni exigencias forzadas. La claridad del cielo y la tranquilidad del alma, encuentran el recuerdo que buscabas.
En mi mente, los recuerdos juegan a las escondidas, en un salón con muchas habitaciones. Por miedo a ser olvidados, de vez en cuando, asoman la cabeza buscando ser encontrados.
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