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No se murió el amor parte 15
Nacho estaba loco, no podía con la niña, el trabajo y la casa y para colmo Gerardo comenzó a ocupar un lugar que no le correspondía.
Mientras tanto, Sheila ponía en orden su vida, Gael regresó a una escuela cerca del rancho. Eliseo comenzaba a sentir curiosidad por conocer las prácticas sexuales de Sheila, pero no se atrevía.
La bailarina y terapeuta buscó a Nacho para disculparse por lo que había pasado casi un año antes.
Sheila se sorprendió al ver a Gerardo en la casa y no a Alan.
- ¡Que sorpresa! – Nacho abrió la puerta.
- ¿Ella es...?
-Esmeralda, nuestra hija.
- ¿Como? Tú y…
-Pasamos al despacho – le invitó Nacho.
Sheila le platicó todo lo que tuvo que vivir. Se alejó porque Alan se lo pidió, pero él tenía toda la razón. Las dos partes arreglaron sus vidas y ahora estaba bien, aunque la pareja gay no del todo.
- ¿Que hace aquí Gerardo? ¿Y Alan?
-Discutimos hace un mes.
- ¿Qué pasó?
-Se fue porque dice estar celoso de Gerardo.
-Y tiene razón. Ese hombre se quiere quedar con tu familia. No hagas cosas buenas que parezcan malas. Dale su lugar al otro padre de tu hija.
Sheila visitó a Alan en su consultorio. No permitiría que la familia de su amigo se destruyera por un entrometido.
-Tienes que regresar con Nacho – Sheila le dice de tajo.
- ¿Para qué? Esmeralda tiene un mejor padre que yo – responde Alan con despecho.
-Eso no lo creo. He aprendido mucho este tiempo. Toma al toro por los cuernos ¿amas a Nacho?
- ¡Por supuesto! ¡lo amo demasiado!
- ¿Entonces? ¿Vas a permitir que ese hombre te quite a tu familia?
-Por supuesto que no, pero ¿Qué hago?
-Gerardo perdió su oportunidad. Nacho lo llevó a vivir a su casa y lo rechazó. Así que lo que te queda es luchar por tu familia.
En una tarde lluviosa, Alan regresó a la casa. La niña lloraba horrible en su mecedora. El padre se acercó para cargarla.
-Tranquila. ¿Qué te pasa? – preguntó Alan - ¿Dónde está papá?
-Ya voy hija – gritó Nacho desde la cocina. Salió a la sala y lo vio – Alan – hizo una pausa – no ha dejado de llorar.
-No le has cambiado el pañal.
-Lo cambié hace quince minutos – el olor decía otra cosa.
-Está mala de estómago desde ayer.
-Debe ser la fórmula – responde Alan cambiando el pañal a la niña.
-Es que esa fórmula me la recomendó…
- ¿Gerardo? – Alan ya no quería escuchar ese nombre.
-Algo así.
Alan tranquilizó a la niña. No le dieron esa fórmula y Nacho pidió a la farmacia que le llevaran otra. De algún lugar, Alan sacó su lado paternal. Durmió a la niña es su cuna. Eso permitió que la pareja pudiera hablar tranquilamente.
-Creo que me equivoqué – le menciona Alan – mis miedos a veces no me permiten pensar. Necesito regresar. Ustedes son lo único que tengo. Necesito estar contigo. Son mi vida entera.
-Alan, hemos sido tu familia siempre. Eres el padre de mi hija. Ella no tendrá un mejor ejemplo que el tuyo. El que se equivocó fui yo por no darte tu lugar.
Alan se instaló de nuevo en su casa, defendió con uñas y dientes a su familia, fue claro con Gerardo, le pidió que se alejara de su familia y que lo no visitara más si tenía otras intenciones. Había perdido su oportunidad, ahora le tocaba a Alan hacer feliz con Nacho.
Continuará…
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Texto agregado el 22-01-2022, y leído por 65
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Lectores Opinan |
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23-01-2022 |
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Muy buena. Espero leer más y puedas leerme, me gustaría tu reseña. KevinMac |
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