TITO
LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
En la hermosa ciudad de Guadalajara, donde los hombres son muy machos y las mujeres hermosas sucede nuestra historia.
Un joven de buena apariencia física, alto, delgado al que los maloras de barrio apodaban “jotito” que quedó en Tito, por ser de modales delicados: correcto y bien hablado. Pero, que andaba detrás de las jóvenes, feas o bonitas, no se le escapaba una.
Un típico macho mexicano, alto, fortachón fue a buscar al buen Tito. No se anduvo con rodeos: “Cabròn, así que andas con mi hermana” e intenta darle un guamazo. ¡Sorpresa! Tito lo esquiva con facilidad y con maestría le pone una madriza al gorila, de padre y señor mío, dejándolo en el suelo hecho un santo cristo, sangrando y sin poder moverse. Se me olvidaba decirles que el joven era experto en artes marciales, a un grado de obtener “la cinta negra”.
Tito, antes de irse le dice con voz tranquila: “para tu consuelo, tu hermanita que por cierto está muy apetitosa se me fue viva. Se hizo la interesante y no quiso nada conmigo.

¡Qué “pelao” tan educado! ¿No creen?