Casi todos los domingos Vicky recibía una propina que le daba su madre, su padre o sus abuelos.
Algunas veces Vicky lo guardaba en su alcancía de cerdito, para poder ahorrar así su dinero y otras veces se iba a la tienda y compraba algunas golosinas.
Luego llegaba muy contenta a casa saltando en solo pie a mostrarle a su madre lo que había comprado. Pero su madre había notado que ultimadamente Vicky ya no estaba ahorrando nada y toda su propina se lo gastaba en golosinas.
Así que un día su madre la llamó y empezó hablar con ella muy seriamente y le dijo que si sigue comiendo dulces en poco tiempo perderá todos sus dientes, pero Vicky no le daba mucha importancia a lo que le había hecho su madre.
Una noche antes de irse a la cama se fue a lavarse los dientes y pensaba mucho en lo que le había dicho su madre, pero ella se decía a sí misma:
- Eso no me pasará a mí, no se caerán mis dientes porque yo me los lavo todos los días.
Pero Vicky no dejaba de mirarse una y otra vez en el espejo para ver si había algo raro, pero nada todo estaba en orden así que se fue a dormir muy tranquila.
De repente se despertó y comenzó a comer muchos dulces, chocolates y pasteles una y otra vez y de un momento a otro comenzó a sentir un dolor muy fuerte en sus dientes y ella corrió a pedirle ayuda a su madre, en eso Vicky abrió su boca y su madre tiraba de sus dientes uno por uno.
Vicky estaba muy asustada porque ella estaba perdiendo todos sus dientes como le había dicho su madre y de repente despertó muy asustada y fue corriendo a verse al espejo del baño y se dio cuenta de que todo había sido una horrible pesadilla y pudo ver también que todos sus dientes estaban sanos y en sus respectivos lugares.
Entonces después de ese día Vicky, cada vez que recibe su propina lo guarda en su alcancía de cerdito y muy rara vez compra un chocolate.
Finalmente, Vicky aprendió que la ingesta excesiva de golosinas puede causar daño a su salud y, por otra parte, ahorrar dinero es un buen hábito que les podemos enseñar a nuestros niños.
Fin