Hace poco que supe que el planeta más distante a nuestro sol, es tan 'pequeño' que sé creyó, era una luna de otro sistema. Pero finalmente sé le consideró enano, pero nuestro. Con una vuelta alrededor del astro rey, que tarda ciento ochenta años en completarla. Es decir, que desde que fué descubierto, sólo lo ha hecho una vez y pico(un año nuestro y un poquito).
En cambio, acá en el nuestro, que es el tercero en orden de lajanía y válido para nosotros, mañana comienza el cálculo de otro giro. Qué no tiene que coincidir con el que gobierna el conteo personal. Y celebrado en mi barrio con la misma idea, pero adaptada al formato de cada tiempo y proporcional a las edades y al sexo.
Porque sé daba que los niños anteriores a la adolescencia, seguíamos el patrón religioso y familiar: esperar el cañonazo rodeado de los seres queridos y participar de la primera misa del año. Dando gracias a Dios por lo vivido y lo que vendría con el futuro. Sin embargo, al llegar a los 'teens', buscábamos la cercanía con la joven, fija ya, en nuestra mira telescópica.
Pues, el apretado abrazo y el beso rompe cachete, de aquella hora, era patente de corso, irrepetible. Entónces, el instinto guiaba nuestros pasos hasta la casa de la chica. Ó para el patio que colindaba con el de élla y tal vez hasta el hogar(buscando sonido) de la novia que nos había quitado el riquito del centro ó el vecino de la esquina de arriba, de la derecha ó de la izquierda.
Aúnque, también el momento podría haber sido subterfugio para violar la timidez. Timidez que ahora es una especie extinta |