Cuando nos resulta difícil ya saber qué es peor,
sí lo que ahora se va o lo que está aún por llegar,
se acerca un nuevo año, nuevo comienzo; un desafío:
un interrogante al que preferíamos no responder.

Cuando creíamos que después de tanto dolor,
estábamos todos curados de cualquier espanto,
pero la cuestión está, sigue ahí y no hay oráculos
no hay más respuesta que creer en la esperanza.

Cuando la danza de la muerte se viste de nuevo,
descarada variante para su más desvariado baile,
pero a la despiadada parca le pararemos los pies,
mirándola de frente con la máscara y con el brazo.

Cuando nuestra memoria nos recuerda el pasado
y esa esperanza llega de una fuente confiable: la fe,
nuestro deseo no necesita mucho tiempo para pensar,
el unánime anhelo que nos permita seguir soñando.

Feliz entrada de año a todos y felicidad el resto del año,
que al gran desencuentro le siga el gran reencuentro.

JIJCL, 31 de diciembre de 2021.