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EL DESAHUCIO /2 Los días siguientes.

Me quedan 14 días para pensar y resolver. Allí, todavía tenía casa, luz, agua, teléfono y un coche en la puerta.

En 14 días se pueden hacer muchas cosas y empezaré por llamar a mis hijos y a su madre y avisar a mis hermanos, que tienen que enterarse por mí. Tengo que informarles de que el Banco, al fin, se llevó lo que no fui capaz de resolver por mí mismo.

Para eso y sólo por eso, acudí a pedirles ayuda, a todos, a mis hijos a su madre a mi hermano y a mis hermanas, a todos.

No pudo ser y no guardo rencor a ninguno, que tendrían sus razones y yo las respeté y las seguiré respetando, aunque también diera mi punto de vista. Lo peor, lo malo, es que sin saber por qué, en el intento de buscar las soluciones que me exigía el Banco para levantar el embargo, quemé definitivamente mis relaciones familiares.

No hace falta que me sienta culpable, pues era muy difícil y estaba en un ángulo desenfocado para todo el mundo y así no hay manera de acertar.

Había demasiadas cosas en contra y sirvió para enfrentamientos y para sacar todos los lodos y maleza que llevamos dentro cada uno y que, durante tantos años disfrazábamos con muecas amables, en pose de sonrisa familiar afectiva. Valía más no saberlo.

Ahora sólo hay odio y desprecio o al menos, es lo que percibo. Pero tengo que avisarles, han de enterarse directamente por mí.

Antes que nada, debo dejar esto con algo de orden y empezaré por elaborar un plan, de forma que antes de irme... no deje cabos sueltos que afecten a mi familia, especialmente a mis hijos, que les pueda perjudicar el día de mañana.

También hablaré con cada acreedor..., al menos he de despedirme y darles las gracias y lamentar que a ellos también les haya salido mal el haberme conocido. Soy el culpable pero no tengo la culpa, tampoco tengo nada de dinero.

Me voy sin nada aunque siga debiendo dinero. Los del banco creen que se quedaron con el negocio, pero el negocio también soy yo y, a ver que intentan hacer conmigo cuando vean lo que queda.

Tampoco fui nada previsor ante una situación tan arriesgada como la mía, debí contar con que esto llegaría cualquier día y tenía que haber pensado en mis necesidades, aunque aplazara o prescindiera de algunos compromisos.

Debería saber que si llegaba esto, necesitaría dinero para seguir viviendo para indagar sobre algún trabajo, algún negocio, alguna cosa que me provea de medios de vida o para instalarme en otra parte, para la fianza y los alquileres de los primeros meses, aunque pensara que, finalmente, llegaría a algún arreglo con el Banco, pero dejarlo todo así, sin previsiones ni unos mínimos medios para iniciarme en alguna actividad...

Un accidente... y sin seguro... ni de trabajo, ni de paro aunque para mí, no hay paro que soy autónomo y, por tanto, no dependiente más que de mí mismo, que esa es la grandeza de libertad como ser humano emprendedor, generador de empleo y de riqueza.

Con libertad para marcarme los horarios, días de descanso, libertad para comprar, vender e instalarme donde he querido y mis circunstancias me lo han permitido.

También libertad de jugar siendo libre, autónomo, no dependiente. Jugué y perdí, eso es todo. Y sigo siendo libre, sin poder contar de ayudas como el paro, subvenciones, seguro de enfermedad y beneficios sociales, que eso existe para trabajadores por cuenta ajena, pero no para mí, que sólo tengo alguna posibilidad si me vuelvo loco del todo o sufro de alguna enfermedad, que requiera hospitalización.

Sólo en ese caso, se contemplan servicios médicos y sanitarios para mí.

Tengo que vencer esto, que así nunca levantaré cabeza y, si me pasa es porque estoy pagando una deuda con la que no he podido cumplir con los plazos estipulados en el contrato del crédito.

Pero con este desahucio, pretenden cobrar con mis pertenencias, aunque no formen parte del negocio, como si lo que expropiaron no fuera suficiente, ¿como suficiente? ¡supera más de 2 veces lo que me concedieron de hipoteca!

La valoración de la finca y el edificio construido, vacío de instalaciones y maquinaria, casi dobla el valor del crédito que pedí para establecer el negocio. Y se han quedado la finca, más casi tres años de cuotas de hipoteca, que cobraron puntualmente.

Y también pretenden el negocio que representa mi establecimiento, con todo lo que hay dentro en equipamientos, máquinas, útiles y enseres, que es otro tanto, como lo que se debía al Banco.

Aunque incluyan los intereses, los gastos del Juicio, los desplazamientos del secretario del juzgado, el salario de los dos guardias civiles y el Procurador del Banco, que hicieron el trabajo de ejecutar la sentencia. Esa es la Ley, según me dijeron.

Ya pagué y con el acto del desahucio, ya no debo nada al Banco, ni al Juzgado. Sí debo, aunque no importe más que a los que les debo y a mí, una parte de los materiales y trabajos que se lleva el Banco y que todavía están sin pagar.

También quedan deudas con acreedores, que intervinieron en la construcción del negocio y también algunos proveedores que suministraron mercancías, pero que ahora se quedarán sin cobrar.

No tengo soluciones para ellos, aunque al menos les puse al tanto de lo que podía pasar. Tuvimos algunas reuniones y todos juntos nos personamos en la sede del Banco, para exponer la situación y posteriormente, enviaron una carta a la dirección general del banco, firmada por todos ellos, con detalle del quebranto económico que les supondría adjudicar lo hipotecado a otro comprador, ajeno a mí familia.

Los trabajos y mercancías de esos acreedores están incluidos en la garantía, pero sólo el banco cobra de esa garantía y, por tanto, queda resuelto sólo lo del Banco.

Me he quedado sin nada, pero en esa nada hay que incluir las deudas con acreedores que, además, algunos también son amigos.

Y esta angustia, que abarca a todo lo que me rodea tengo que superarla que, si no lo hago, se llevará lo que queda de la familia y también de los amigos que, seguro a partir de ahora, muchos serán apenas conocidos.

También la pena instalada a mi alrededor, en los rostros de los vecinos, de los empleados del banco, de los camareros, que pude comprobar esta mañana camino del Juzgado.

Al pasar junto al banco, algunos, los situados junto a la fachada acristalada y que, por sus dimensiones, parece que forma parte de la calle, con timidez y parece que miedo, algunos me saludaron.

También al tomar el café que me sirvieron de desayuno, no hubo comentarios de las jugadas que salieron ayer por la tele, como otras veces. Me miran raro, como si tuviera una enfermedad contagiosa en la cara o me tuvieran miedo, como si fuera peligroso para su integridad.

Además, empiezo a pensar que doy lástima, mucha lástima, viendo la cara de pena que ponen al mirarme. No me miran, me observan como a escondidas, no se atreven a mirarme a la cara. ¡Ni a que los mire!

Hasta el día de la entrega de llaves, continuaré aquí, resolviendo mi situación y lo que pueda del negocio, pero sin que se sepa ni se note que sigo aquí. Quitaré el coche para que no se sepa que estoy y tampoco me dejaré ver por la Villa.

Evitaré de esta forma, además de comentarios, ver caras tristes y dar explicaciones a algo que no las tiene.

Tampoco abriré ventanas, ni encenderé luces que se puedan ver desde la calle o desde el Hospital. Esto está cerrado y así debe parecer.


Texto agregado el 29-12-2021, y leído por 134 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
30-12-2021 Leí con mucho interés este relato en su 1ra. y 2da. entrega y se me figura una muy dura y triste experiencia. Nadie inaugura nada, tratándose de emociones, pero cómo duelen cuando nos transitan. Todos tras una tormenta merecen vivir días mejores. Saludos sheisan
29-12-2021 Esta es la gran tragedia del emprendedor y el pequeño empresario cuando lucha como un conejito contra leones enmedio de la selva del capitalismo salvaje. En cambio, los grandes empresarios, los leones, nunca quiebran y si "quiebran" (después de saciarse en el saqueo) ahí está papá Estado Capitalista para rescatarlo y no dejar que su cuenta bancaria decaiga (ahí no le llaman "comunismo" sino que "subsidio de primera necesidad económica para el país"). Una injusticia. ValentinoHND
 
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