Y si todo fuera más sencillo y los ojos pudieran ver a través de unos copos de nieve artificial estrellas lejanas aún no creadas, inverosímiles, formar las constelaciones que cada uno quisiera hacer según el instante, el enfoque.

Y si pudiéramos transmitir nuestros sentimientos en un simple roce de mano, en una caricia mientras el pelo de la otra persona se enreda entre nuestros dedos, en un incómodo silencio que quieres romper que quieres desterrar para que no vuelva más, nunca más...

Y si pudiéramos mirarnos, solo mirarnos eternamente con una media sonrisa dibujada en los labios y el corazón lleno para no necesitar que nadie tenga que llenar nada, simplemente compartir, mirar...

copos de nieve artificial, creados para ilusionar los ojos de unos niños, caen sobre nuestras cabezas mientras el frío comienza a instalarse en esta ciudad.