Esta historia empieza en cualquier lugar del mundo
El que te imagines o Google te tenga identificado para sacarte tus datos.
Todo cambió con el Covid-19 o Coronavirus. Vino para quedarse y para jodernos la vida. La humanidad se lo merecía. Hizo todo lo posible para hacerle daño al mundo y la naturaleza y el esfuerzo generó esta hecatombe mundial.
Hay que reconocer que el gobierno comunista-capitalista Chino se esmero. Todos sabemos que empezó en Wuhan, pero no sabemos si salió de un laboratorio o de una feria de animales exóticos. En ambos casos una tremenda estupidez.
En pocos días empezaron los síntomas: Fiebre. Tos seca. Falta de aire. El no sentirle el olor ni el gusto a la comida y los dolores musculares.
Empezaron los internados. Los respiradores. Las ambulancias y los hospitales abarrotados. Te aislaban, te llenaban de cables y el peor temor era que podían inducirte al coma. Sueño del que quizás nunca despertabas.
Le gente empezó a usar barbijos, mascaras, alcohol en gel, remedios caseros y paracetamol. Y como siempre que alguien hace negocio con la desesperación y el miedo, algunos se hicieron millonarios.
Los gobiernos nos aislaron. No podíamos salir de nuestras casa. Solo comprar comida y medicamentos en el barrio y luego había que desinfectar todo con lavandina.
Teniamos que tener permiso de circulación que debíamos mostrar en todos lados. El covid arrasó con lo que nos quedaba de nuestra libertad.
¿Salimos mejores? Lamento decirte que no.
La humanidad retrocediÓ en todos sus valores y estadísticas. En pocos meses la economÍa mundial se derrumbó, creció la desigualdad, aumentaron los pobres, empezó la hecatombe.
Y aparecieron los que quedaron en la calle,los perdedores y que llamamos cartoneros o recicladores por dignidad, los que perdieron su trabajo o cerraron su negocio.
Y empezaron los robos de bronce y de cobre, las vidrieras rotas, arrasando con cables, porteros electricos y hasta los medidores de agua.
Y aparecieron los guardianes de la fe para darte esperanzas falsas en internet por un diezmo, sin asistir al prójimo.
Y aparecieron los gorras con poder que te bajaban de un colectivo,te secuestraba el auto o te llevaban preso y hasta te podían hacer desaparecer. Y aparecieron los patrones con los abogados echando a los empleados y arreglando despidos, jugando con la necesidad ajena.
Y también aparecieron otros empleados con otros abogados que no querían ir a trabajar ni por zoom y se dieron por despedidos e iniciaron juicios impagables.
Y mientras nos idiotizábamos por la televisión cerramos los colegios y universidades.
Y después los encerrados se maltrataban, se pegaban, se violaban o sodomizaban.
Y finalmente Los que no aguantaban más cortaban camino con un suicidio.
No nos hizo mejores. Ni un poquito. Por el contrario salió a flote lo que somos.
Y lo peor de todo: esto no termina. El covid se renueva y cada mañana empezamos a remar de nuevo.
Como si nada hubiera pasado
Un nuevo comienzo. |