Quo Vades et Quo Vides?
Jober Rocha
"¿Quo vadis?", Como sabemos, es una frase en latín que significa "¿A dónde vas?"
La frase es, tambíem, el nombre de una película dramática épica estadounidense de 1951 dirigida por Mervyn LeRoy y protagonizada por Robert Taylor y Deborah Kerr.
Según Wikipedia, la biblioteca WEB, el uso moderno de la frase se refiere a un relato evangélico apócrifo conocido como los 'Hechos de Pedro' (Manuscrito Vercelli XXXV), en el que, huyendo de una probable crucifixión en Roma, San Pedro encuentra a Jesús resucitado y pregunta: - ¿Quo vadis?
Y Jesús responde: - Romam vado iterum crucifigi (voy a Roma para ser crucificado de nuevo).
Pedro rápidamente gana valor para continuar su ministerio y termina convirtiéndose en mártir después de ser crucificado; pero ahora con la cabeza gacha.
"Quo vides", a su vez, significa "¿Dónde ves?" o, en términos generales, "¿Dónde miras?". La frase completa que da título al presente texto ¿Quo vades et Quo vides? Podría traducirse así libremente como ¿Adónde vas y hacia dónde miras?.
Esta frase encaja como un guante en tiempos de pandemias, como esta del Covid 19 que estamos viviendo ahora; cuando casi nadie sabe hacia dónde vamos y pocos ven lo que se avecina.
No solo hacia dónde vamos, sino también hacia dónde va la comunidad de naciones, es lo que muy pocos pueden saber y pocos pueden intuir, ya que los segundos no tienen las informaciónes de los primeros.
La mayoría de la población mundial no tiene idea de hacia dónde se dirige ni adónde llegará en un futuro próximo: ¿tendrá un lugar al sol, con un ingreso mínimo de por vida, proporcionado por el Estado, o simplemente será dizmada por las élites del mundo, en su afán por establecer un Nuevo Orden Mundial que busque, dentre otras cosas, establecer el equilibrio poblacional y el consumo ambiental?
Las leyes, decretos, ordenanzas y reglamentos, hechos en defecto de las poblaciones a las que están destinados, casi siempre, solo han servido para reducir o acabar con los derechos existentes, con el objetivo de implementar el referido orden a la mayor brevedad posible.
En cuanto a lo que se avecina, estoy seguro de que ningún ciudadano común ni siquiera es capaz de imaginar lo que traman las mentes malvadas en sus despachos y en reuniones secretas, realizadas en la oscuridad de la noche, fuera de las agendas de cada uno de sus participantes.
Cuando un periodista de investigación plantea una hipótesis o recibe una denuncia sobre ciertos asuntos secretos, que son objeto de interés solo para las élites mundiales, está utiliza sus controles y dominios sobre la gran prensa y los medios de comunicación en general para clasificar, las hipótesis planteadas o denuncias presentadas, como parte de una 'teoría de la conspiración', que consiste en una hipótesis ficticia planteada por individuos maliciosos, ignorantes e imaginativos.
Lo primero que arroja bajo la niebla el razonamiento lógico y racional de la gente común es el miedo, en particular el miedo a algo desconocido que, sin embargo, se considera mortal como un virus, por ejemplo, que puede sorprender a cualquiera a cualquier hora del día y de la noche, en cualquier lugar.
Este virus, según noticias difundidas por todo el mundo, tiene la capacidad de mutar rápidamente, así como de presentar nuevas cepas y variantes, huyendo de la acción de vacunas anteriores, supuestamente creadas para destruirlo. La ciencia oficial, al producir vacunas e inducir a los seres humanos a tomarlas, demuestra un desconocimiento total sobre los orígenes y el comportamiento del virus; así como, evita divulgar públicamente los efectos secundarios dañinos o restrictivos del uso de vacunas y su casi siempre ineficacia. Innumerables seres humanos murieron de Covid o de los efectos secundarios de las vacunas, después de haber tomado las tres dosis de las mismas, recomendadas por la ciencia oficial que ya recomienda una cuarta.
En muchos países, la aplicación de la vacuna es obligatoria, incluso si las personas están muriendo de Covid después de haber tomado las dosis obligatorias, mostrando, por tanto, que hay algo intrínseco desconocido en estas vacunas que las hacen obligatorias, aunque no tengan un efecto contra el virus. Aquellos que no fueron vacunados por motivos de convicción sobre los daños y efectos secundarios de estos, están amenazados con perder sus puestos de trabajo, en una decisión sin precedentes en la historia mundial desde la invención de las vacunas.
Por otro lado, legisladores y juristas prohibieron a los médicos aplicar de manera preventiva los medicamentos que creían mejores para sus pacientes sin el virus o a los ya contaminados con Covid, en una verdadera censura y tiranía sobre la profesión médica y los profesionales médicos. Solo vacunas se dieron a conocer, sugiriendo, una vez más, la existencia de algo intrínsecamente desconocido para estas vacunas.
Al mismo tiempo, se instó a los gobiernos de los países de todo el mundo a realizar el llamado 'encierro' o confinamiento; es decir, el bloqueo, impuesto por el Estado, que restringe la circulación de personas en áreas públicas y calles, incluido el cierre de fronteras, fábricas y comercio, con el fin de prevenir la propagación del virus.
Muchos países obedecieron a esta determinación de los organismos de la ONU, provocando un enorme desempleo y una aguda escasez de materias primas y productos industrializados, sin embargo, sin lograr contener la propagación del virus y sus efectos nocivos sobre las poblaciones.
Información que circuló recientemente en las redes sociales, informó que la industria mundial de las vacunas estaba ganando mil dólares por segundo, desde que comenzaron a ser adquiridas por los gobiernos mundiales.
Mientras tanto, todos seguimos caminando sin saber hacia dónde vamos y sin saber hacia dónde mirar, guiados por una élite mundial cuyos intereses y objetivos son totalmente diferentes a los de otros seres humanos. Se nos consideran simplemente como ganado en una manada que debe seguir a sus pastores, con calma y serenidad, sin ni siquiera imaginar a dónde los llevan; pero, creyendo en sus buenos principios, en sus buenas intenciones y, más aún, que esos verdes pastos fueron plantados por el agricultor, exclusivamente, para el disfrute de ese rebaño.
Volviendo al principio del texto y recordando la trama de la película ¿Quo Vadis?, encontramos que al regresar de una campaña militar en el extranjero, el general Marcus Vinicius (Robert Taylor) descubre que una nueva religión se ha apoderado de Roma: el cristianismo. Cuando Vinicius conoce a Lygia (Deborah Kerr), una seguidora de la extraña religión, rápidamente se enamora e intenta ganarse su afecto. Lygia es reacia debido a sus diferentes creencias. Para agravar las cosas está el emperador enloquecido Nerón (Peter Ustinov), que culpa a los cristianos por el incendio de Roma, lo que desencadenó una ola de persecución.
En una simple analogía con la película, podemos imaginar que se instaló un Nuevo Orden Mundial en el planeta, con el objetivo de implantar el comunismo en todo el mundo. Los de la élite mundial, que eventualmente no participaron en su elaboración, terminaron incorporándose a ella luego de conocer sus objetivos y las ventajas que obtendrían de su implementación. Algunos, sin embargo, se mantuvieron reacios, debido a creencias en sistemas económicos divergentes, como el capitalismo, por ejemplo.
En mi país, dos de los poderes de la república inician entonces una ola de persecución contra los críticos nacionales de este nuevo orden. Para complicar las cosas, un capitán de infantería asume la Presidencia de la República e intenta, como puede e imagina, cambiar este caótico escenario.
¿Tendrá éxito? (¿et bene erit?)
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