No se murió el amor parte 7

Nacho buscaba la manera de decirle a Alan la idea de rentar un vientre, antes de eso tenía que buscar información. Para ello, la secretaria de Nacho les respondió a muchas preguntas.
-Ofelia, necesito una información.
- ¿Sobre qué tema? ¿De la empresa?
-No, es algo personal. Toma asiento – le indica – Quiero que me busques toda la información de la renta de vientre materno.
- ¿Se refiere a la maternidad subrogada?
- ¿Sabes algo?
-Sí. Mi hija tuvo cáncer de útero hace diez años, su esposo y ella adquirieron un vientre. Hoy mi nieta tiene cinco años.
- ¿Cómo fue todo el proceso? – Nacho pregunta curioso.
-Primero les recomendaron buscar una mujer que se ofreciera a donar su vientre, pero era mejor buscar una clínica que a eso se dedicara. Fueron a una clínica que está al sur. Ellos tienen contacto con mujeres. Ellas mismas de ofrecen a dar su vientre, la clínica no las obliga a nada.
-No estoy entendiendo ¿ellas trabajan para la clínica?
-Ellas se acercan a la clínica, dejan sus datos y cuando una pareja se le ofrece el servicio se ponen en contacto con ellas. Muchas personas dicen que puede ser tráfico de mujeres o de vientres, pero las mujeres son las que se ofrecen, la clínica lo único que hace es ser el intermediario entre las mujeres y la pareja, ellos también llevan el proceso legal.
- ¿Qué proceso? – Nacho no terminaba de entender.
-La transferencia, el dinero. Que ellas reciban su dinero y la clínica también.
- ¿Cuánto cuesta?
-Mi hija pagó doscientos mil pesos.
- ¿Cuanto? – Nacho soltó.
-Si quiere una familia tendrá que pagar eso – Ofelia estaba haciendo bien su trabajo.
- ¿Tienes la información de la clínica?
-Yo misma la busco y se la traigo.
-Te lo voy a agradecer - Nacho estaba confundido.
Después de comer, Nacho ya tenía toda la información de la clínica, lo único que le faltaba era tomar la decisión junto a Alan, el dinero no era un problema.
Con la información en la mano le dijo a Alan, pero no tuvo la mejor reacción.
-Tengo algo que decirte – lanzó Nacho.
-Te veo pálido ¿estás bien?
- ¿Todavía quieres agrandar la familia? – Nacho estaba temeroso de la respuesta.
-Claro. Ya lo decidimos.
-Yo busqué opciones para tener hijos. Me encontré con esto – le mostró el folleto.
- ¿Maternidad subrogada? – Alan pregunta indignado.
- ¿Algo malo?
-Lo conozco muy bien. Conozco de los abusos a las mujeres.
-No es abuso, ellas lo hacen de manera voluntaria.
-Ignacio, se promueve un negocio, es como un tipo de explotación a la mujer – mete las manos entre su cabello.
-Alan, tienes que abrir tu mente.
-Me queda claro que tú tienes una mente muy abierta ¡hasta tomaste la decisión! – le reclama Alan.
-Alan, por eso te lo estoy diciendo, quiero que lo hagamos juntos.
Alan tomó aire y se levantó de la mesa para irse al cuarto. Más noche, Alan más tranquilo habló con Nacho del tema.
-Amor, no me gusta estar así contigo – Alan dijo al pie de la cama – en la cena ni hablamos. No me gusta discutir contigo.
-Es lo que últimamente hacemos, discutir – Nacho dijo sin despegar los ojos de la pantalla se su laptop.
-Ignacio Salazar – le menciona Alan quitándole el aparato electrónico – ¿quieres hacerme caso? – Nacho lo mira poniendo los ojos en blanco y suspira.
- ¿Que pasa Alan Calvo?
-No juegues. Tómalo con seriedad.
-Yo también. Te di la información, yo no veo otra forma de tener hijos.
-Lo sé – responde el joven psicólogo.
- ¿Entonces? – pregunta Nacho.
Continuará….