No quiero quedarme
porque se me seca
el alma.
Cautivos de hierros
desfallecen
los pequeños amores.
Los prodigios del cincel
de las torpes manos
y los suaves toques.
He visto tantos afectos
que terminan en sacrificios,
que no me queda más
que cerrar los ojos
y bajar la cabeza
esperando el
golpe de gracia.
Es una línea recta
la distancia más larga
que nos separa.
Una distancia
que mis dedos
no son capaces
de recorrer
para acariciar
tu cara.
No es una elección
cortar las cadenas
de una obsesión.
Ni alimentar
una adicción,
porque mantiene
viva la esperanza.
Cuando sé
que existe
un horizonte
a lo lejos
que no es el mío
en tu mirada.
Texto agregado el 11-11-2021, y leído por 103
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