Había una vez una niña de condición muy humilde, su nombre era Dora, ella siempre andaba con su muñeca de trapo que le había confeccionado su madre, Dora nunca se separaba de ella y la amaba mucho porque ella era su única compañía.
Cerca de su casa había un puente, donde muchos niños se juntaban para jugar en ese lugar.
Un día Dora estuvo jugando con su muñeca como todos los días, de repente se acercó una niña con una actitud muy altanera, quien le quito su muñeca de trapo y se la lanzó al río.
Dora empezó a gritar llorando por su muñeca y solo veía como el río se la llevaba y veía alejarse poco a poco a su mejor amiga.
Ella regresó a casa muy triste, su madre le pregunto qué le pasaba y ella le contó lo sucedido, su madre le dijo que no se preocupe que le iba a confeccionar otra muñeca nueva, pero ella solo quería su vieja muñeca de trapo.
Todos los días, Dora iba a la orilla del río a ver si encontraba a su querida muñeca de trapo, pero todo era inútil los otros niños la veían y se reían y se burlaban de ella.
Así que su madre no quería verla más triste, entonces decidió confeccionarle una nueva muñeca, pero como no tenía más trapos para confeccionar la nueva muñeca, decidió coger una mazorca de maíz y empezó a realizar su trabajo.
Cuando Dora regreso, su madre le entrego su hermosa muñeca que le había confeccionado.
Dora la cogió la miro y abrazo a su nueva muñeca, luego fue al parque muy orgullosa a pasear con ella mostrándoles a todos los niños su nueva muñeca que le había confeccionado su madre.
Finalmente las niñas al ver la nueva y hermosa muñeca que le había confeccionado su madre, se acercaron a Dora y le pidieron perdón por lo que le habían hecho y después todas querían ser su amiga y jugar con ella.
Así que todos se hicieron buenos amigos y desde ese entonces Dora siempre compartía su nueva muñeca con todos sus nuevos amigos.
FIN
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